La mejor forma de aprender es enseñar

Por Luis Gabriel Forero y Stella Diaz.

La Parashá Bo אֹּב se encuentra en el segundo libro de la Torá, titulado Shemot (Éxodo), del capítulo 10:1 al capítulo 13 versículo 16. “Bo”, significa “ven”, “Ven al Faraón…” La parashá Bo contempla las últimas tres plagas que fueron enviadas sobre Egipto (Mitzrayim): donde una plaga de langostas devora todas las cosechas; luego aparece la plaga de oscuridad total que envuelve a la tierra; y finalmente la última plaga recae sobre todos los primogénitos de Egipto que son eliminados hacia la medianoche del 15 de Nisan.

En esta Parashá, Di-s manda a Moshé a entregar la primer Mitzva o precepto a Israel, la cual consiste en establecer un calendario basado en el ciclo mensual lunar. Luego, los Israelitas son instruidos y enseñados para ofrecer un “Sacrificio” a Di-s: un cordero que debía ser degollado y parte de su sangre debía ser salpicada sobre las jambas y dinteles de las casas de los Israelitas, (como una señal pública) para que el Ángel de la muerte pasara de largo cuando fuera a matar a los primogénitos egipcios. Evento que quedó plasmado en el Shemá, donde nos dice lo que debemos enseñarles a nuestros hijos, en todo momento. Es decir, cuando estemos sentados en el hogar, cuando viajemos por el camino, cuando nos acostemos o cuando nos levantemos, para así prolongar nuestros días y los días de nuestros hijos. De acuerdo a las instrucciones, esta carne asada de la ofrenda (Korban Pesaj) debía ser comida apresuradamente esa misma noche de Pesaj junto con pan ácimo (matzá) y hierbas amargas (maror). La muerte de los primogénitos finalmente rompe la resistencia del Faraón y deja libre a los Hijos de Israel de su tierra. Debiendo partir de afán, sin dejar tiempo para que sus masas leuden. Antes de partir, piden a los egipcios oro, plata y ropas, dejando a Egipto sin fortuna alguna.

Los Israelitas son instruidos a consagrar todos los primogénitos y a celebrar el aniversario del Éxodo de Egipto cada año, deshaciéndose de todo alimento leudado durante siete días, comiendo matzá, contando y enseñando la historia del Éxodo a sus hijos. Finalmente reciben la instrucción de ponerse Tefilín (filacterias) en el brazo y la cabeza, como un recordatorio del Éxodo y su compromiso con el Eterno, el cual también podemos apreciar en el Shemá que realizamos diariamente; porque esto fue transmitido para que hoy nosotros lo entendamos, lo apliquemos y lo enseñemos a otros. Esta parashá Bo, contempla una serie de Instrucciones que debemos aprender, enseñando a los hijos y a las futuras generaciones. Debemos aprender y enseñar: Rituales, Ordenanzas, Instrucciones, de cómo celebrar las fiestas del Eterno, como refiere Shemot 12:26. “Y sucederá que cuando vuestros hijos os pregunten: «¿Qué significa este rito para vosotros?”. En esta parashá, aparecen cuatro tipos de hijos en relación con pesaj. Este es el primero, este es llamado “malo”, porque no se identifica con sus padres, ni con su pueblo al decir “vosotros”. Debería haber dicho “nosotros”. Los otros tres son los siguientes: El que no sabe preguntar, que no dice nada, Éxodo 13:8. El ignorante, que dice “¿Qué es esto?”, Éxodo 13:14. El sabio, que dice: “¿Qué significan los testimonios, los estatutos y los decretos que Elohim nuestro Di-s nos ha mandado?”, Deuteronomio 6:20. A cada uno de estos cuatro hay que enseñar en la cena de pesaj según la capacidad de cada uno.

Estas son las instrucciones del Eterno que debemos aprender, y como titulamos este artículo, “La mejor forma de aprender, es enseñar”, pues si queremos aprender mejor, debemos convertirnos en unos maestros, enseñando a los demás el cómo hacer las cosas. Pues, aprender enseñando es una estrategia altamente efectiva para mejorar el aprendizaje. Y en nuestra práctica profesional y empresarial, así como en la experiencia como Consultores, Conferencistas, y en la Docencia Universitaria de Posgrados; la experiencia y las investigaciones demuestran que cuando el aprendiz adopta el rol de maestro, está más motivado, se relaciona y entiende mejor el material o tema que se quiere aprender. Un factor importante, es cuando alguien estudia algo para enseñarlo, profundiza la forma en que experimenta el contenido a aprender, es decir un “aprendizaje activo”, de acuerdo a la Teoría de Edgar Dale (Pirámide de aprendizaje).
El pensamiento del que enseña, se vuelve mucho más organizado y crítico, se fomenta el desarrollo de otras habilidades y competencias, como la creatividad, la comunicación, las relaciones y asociaciones entre las ideas, y piensa activamente cuáles son las mejores formas para transmitirlo a los demás. Así las cosas, nos debemos relacionar constante y activamente con la Torá, aprender, vivir, apropiar y aplicar su contenido, para ser unos maestros idóneos, humildes y de testimonio, al ¡transmitir más vida, que conocimientos!

Volviendo a centrarnos en Parashá Bo, vemos que había llegado el momento en que los hijos de Israel serían liberados de la esclavitud de Egipto. En ese momento, Moshé reunió al pueblo y les transmitió instrucciones muy importantes sobre los rituales que debían efectuar antes de su redención y los rituales que conmemorarían en el futuro ese relevante evento. Para ello, Moshé habló de los niños y la educación. Según las palabras de Rabino Jonathan Sacks, «se les dijo a los israelitas que tenían que convertirse en una nación de educadores», o sea una nación de maestros… Retomando los cuatro hijos que preguntan, debemos tener la sabiduría, la humildad y la capacidad, para relacionarnos con diferente tipos de personas (simbolizadas en estos cuatro hijos) para transmitir de acuerdo al público, a la edad, la cultura y el contexto, para ser asertivos y efectivos al comunicar una idea, y eso es una cualidad valiosa de un líder, al momento de impartir una instrucción, una enseñanza, o transmitir un tema. Si queremos aprender más, debemos centrarnos en saber enseñar y principalmente transmitir a través del testimonio de vida, y así, desarrollar una sabiduría milenaria; siguiendo el modelo de Yeshua nuestro Mesías, el Maestro; como el Cordero que debía ser preparado por cada familia judía (Éxodo 12:3-13), era simbólicamente una representación del Mashiaj que salva a su pueblo a través de su sacrificio (Korban Pesaj). Él a través de su sacrificio nos da la mejor instrucción y enseñanza. Él, la Torá viviente, a través de su vida en cada relato de la Brit Hadasha, nos enseña el qué y cómo, llevar una vida de santidad, Ser y hacer, para luego nosotros enseñar y transmitirlo a otros, solo a través de su ejemplo nos convertirnos en unos verdaderos sabios y maestros.

Deshacernos de la levadura, implica el morir a nuestro orgullo y prepotencia. “Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad. Porque Yeshua el Mesías, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado” (1Corintios 5), esto nos permite ser humildes para enseñar y humildes para reconocer que no sabemos… y estar activos, en constante aprendizaje de la Torá. Y como dijimos al iniciar, la palabra Bo אֹּב literalmente significa “ven”, lo que nos deja otra enseñanza: si queremos algo, ¡debemos tomar acción, ser proactivos¡, ir, movernos, no estancarnos, ser diligentes en aprender, investigar, indagar, innovar, ser creativos, preguntar para aclarar dudas, buscar los recursos necesarios (como hizo el pueblo hebreo antes salir de Egipto) y enfrentar aún a “faraones” de nuestro tiempo que pueden estar en nuestra mente o en nuestro corazón; en la Certeza que, con la ayuda del Padre Eterno y a través de la Ruaj HaKodesh, seamos maestros (obreros) diligentes aprobados que no tenemos de que avergonzarnos, que usamos bien la Palabra de Verdad, y evitamos profanas y vanas palabrerías… (2 Timoteo 2: 14 -16) Y como cita el Shemá, estar dispuestos a “enseñar y aprender” en todo momento y todo lugar (al levantarnos, al acostarnos, al andar por el camino…)

Y como conclusión, hacemos referencia a unas reflexiones que incluimos en nuestro libro de “Liderazgo por Valores” – páginas 10 y 11: “Enseñamos lo que sabemos, pero transmitimos lo que somos”. “Las Palabras mueven, mientras que el Testimonio arrastra”, “Que nuestras palabras nunca sean más que nuestras obras. Que nuestras obras hablen por si solas, pues por nuestras obras, nos reconocerán”.

¡Shavua Tov!

***

LuisGabriel Forero & Stella Díaz de Forero

Ingeniero Industrial y Terapeuta del Lenguaje y la Comunicación, Empresarios, Executive Master Coachs, Conferencistas.

Su propósito: Transformar vidas desde su empresa de Consultoría Gerencial en Liderazgo, SoftSkills y Habilidades Directivas; todo fundamentado en valores.
Son Cabeza del Ministerio de Empresarios & Emprendedores Yovel