Yeshúa

¿Jesús o Yeshúa?

En tiempos de Yeshúa, sus apóstoles llevaron hasta el Concilio de Jerusalén, una gran preocupación por los gentiles creyentes, en medio del pueblo judío, sus costumbres y observancia de la Torá. Este asunto se relata en Hechos 15, y la pregunta específica fue ¿qué aspectos atañen sobre la Torá, a los gentiles que están creyendo en nuestro Mesías judío Yeshúa?

Irónicamente, la pregunta que surgió recientemente en la gran mayoría de las teologías cristianas es ¿qué hacemos con los judíos que están creyendo que «nuestro Cristo Jesús» es su ungido?

Recordemos, que el único pueblo que manifiesta la esperanza en un Mesías o ungido, un Redentor, Libertador y Salvador, es la nación de Israel (Romanos 9:4). A través de toda la Biblia, se habla de una promesa dada por D-S al pueblo judío y se ratifica por sus pactos. Isaías 59:20 declara «El Redentor vendrá» como el Mesías sufriente, hijo de José y como el Mesías reinante, para gobernar desde Jerusalén a todas las naciones de la tierra.

¿En qué momento de la historia humana, el Mesías Judío de Israel cambio su identidad por un Cristo Jesús griego?

La gran confusión inició en el año 325 EC, en cabeza del Emperador Constantino, quien abrazó la fe judía mesiánica y se convirtió a «medias» en lo que se denominaría más adelante “catolicismo” o religión universal, con una mezcla entre judaísmo y paganismo, y junto a él, casi todo el mundo que hacia parte del vasto imperio romano.

Fue el cristianismo romano el que promovió el cambio de prácticas y costumbres judías por una nueva religión llamada «catolicismo», en un sincretismo sin escrúpulos, con un Mesías griego al que llamó Jesús, completamente desvinculado del judaísmo y de Israel.

Contra ese catolicismo fue que Martin Lutero se enfrentó hacia el año 1500, protestando contra todas las prácticas paganas que encontró en su interior, dando lugar a un cisma y posteriormente a la Reforma, que dio como resultado el nacimiento del protestantismo, con toda su diversidad.

Por la misericordia de D-S, ya que todo ha estado siempre bajo su control y nada se sale de sus propósitos, los creyentes en su hijo, que le buscan con un corazón sincero, pueden en estos tiempos postreros, descubrir y retornar al Mesías Judío, llamado Yeshúa y no Jesús, con todo lo que ello implica, no solo un simple tema semántico, sino un asunto de raíces hebreas de la fe, para un crecimiento y madurez espiritual como hijos de D-S por medio de la sangre de Yeshúa HaMashiaj.