¿Podemos hablar contigo?

Por: Carolina Aguirre

¿Qué relación tienen en tu vida las dos primeras parashot del libro de Bemidbar en este momento tan singular en el que vivimos?

Es junio de 2024 y como sociedad pareciera que nos estuvieran conduciendo a un desierto de gran incertidumbre, peligros y dificultades. ¿Quién con plena conciencia desearía entrar en un desierto? ¿Existe la esperanza de sobrevivir al desierto y lograr entrar a nuestra tierra prometida?

Cuando el pueblo de Israel salió de la esclavitud de Egipto, tuvo que atravesar el desierto para llegar a la tierra que el Eterno ya tenía preparada para ellos. Sin embargo, lo que pudo haber sido un camino de días, se convirtió en un periodo de 40 años de constante divagar.

“Adonai se enojó con los israelitas y los hizo vagar en el desierto durante cuarenta años hasta que murió la generación entera que había pecado a los ojos de Adonai.” Números 32:13

Cuando pensamos en países que atraviesan una situación de desierto continuo, países que por décadas parece que solo dan vueltas y vueltas sin tener una aparente salida a la crítica situación, nos preguntamos ¿qué es lo que ha salido mal en todos sus esfuerzos por cambiar la situación?

Y cuando nuestra nación parece que empezara a tomar rumbo al desierto nos preguntamos, ¿podremos lograr atravesar el desierto en tan solo unos días o nos estancaremos por décadas en la desolación de un árido panorama?

¿Qué instrucciones nos da nuestro manual de viaje al respecto?

Hace una semana iniciamos la lectura del libro de Números o Bemidbar, palabra hebrea que traduce “en un desierto” y las instrucciones iniciales que este libro nos deja parecen muy relevantes para este tiempo que atravesamos.

Las dos primeras Parashot de este libro inician con un mismo mandato y cuando encontramos la misma orden siendo reiterada en esta nueva parashá, pareciera como si el mandato adquiriera un sentido de suma importancia o de urgencia.

¿A quién iba dirigido este mandato del Eterno? La orden le fue dada a Moshé, quien representa el liderazgo espiritual en nuestros días. Era una orden que iba más allá de contar números. Esta es una orden de convocación con un propósito muy definido, era un llamado de enlistamiento para la guerra.

En la parashat Bemidbar la orden es muy clara en cuanto al propósito de la convocación, sin embargo, en la parashat Nasó, debido al esfuerzo por traducir el texto original con el mejor sentido posible, se pierden dos palabras que son clave, las palabras pelear y ejército.

La traducción que tenemos es la siguiente: “Incluye a todos los varones de treinta a cincuenta años que sean aptos para servir en la Tienda de reunión.” Números 4:23 NVI

Pero si quisiéramos traducir la última parte de este versículo palabra por palabra, de forma literal, obtendríamos el siguiente texto:

Por medio de los anteriores versículos entendemos que ya sea que hagamos parte de la congregación de los hijos de Israel, o de los levitas, tenemos un llamado intrínseco a la guerra y el Eterno espera contar con cada uno de nosotros.

Existe un llamado para todos y cada uno de nosotros. El mandato para el liderazgo es realizar el censo, pero nuestro deber como congregación es responder a ese llamado. Debe existir en nosotros esa voluntad de venir para pelear en el ejército y hacer la obra que se requiere, tal como lo vemos en el último versículo que acabamos de traducir en forma literal cuando dice “col haba”, “a todo el que viene”.

Ahora la pregunta que surge es ¿a qué tipo de guerra estamos llamados?

Aunque no lo veas, no lo sepas, o no lo quieras creer, existe una constante guerra espiritual, más real que cualquiera de las que vemos en los noticieros. Cuando el enemigo del Reino de Dios logra ganar terreno, ejerce opresión sobre el individuo o la nación que logra subyugar.

“Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.” Efesios 6:12 NVI

La situación que vive nuestro hermano país Venezuela, ha sido un claro ejemplo de esa guerra espiritual en la cual el pueblo ha sido oprimido por una clase dirigente que se apoya en la brujería y en la santería. En nuestro país ese mismo sistema también está siendo replicado por nuestra clase dirigente, abriéndole las puertas de los estamentos del gobierno a los chamanes y brujos para que, con sus ritos y encantos, cautiven los aires espirituales de esta nación.

¿Cuál es nuestro deber entonces? Atender al llamado de nuestro liderazgo espiritual, nuestros pastores, para levantarnos como un cuerpo en oración y ayuno para pelear esta guerra que se libra en el reino espiritual.

Un componente esencial en esta guerra, es ir en ejército, no de manera aislada, sino como un solo cuerpo. En unidad. Me gustaría mencionar uno de los puntos que Carter Conlon, Pastor Senior de Times Square Church de Nueva York, tocara en su visita a la Congregación Mesiánica HaCarmel en Israel, el pasado 1 de junio de este año.

Hablando sobre el gran poder de la unidad, mencionó: 

“En mi juventud serví como oficial de policía. A mí no me agradaban todas las personas en mi departamento. No estaba de acuerdo con el estilo de vida que algunos de ellos llevaban, no concordaba con los puntos de vista políticos o religiosos de algunos de ellos; pero cuando entrabamos juntos a un lugar donde había peligro, podíamos sacrificar nuestras vidas los unos por los otros porque vestíamos el mismo uniforme. Nuestra unidad no era un sentimiento sino una decisión. ¿Cuánto más no debería ser así el cuerpo del Mesías? Deberíamos tener la suficiente madurez espiritual para entender que estamos en una guerra espiritual muy fuerte. Tenemos enemigos espirituales muy reales. Pero existe un poder de Dios muy real que se libera cuando tomamos la decisión de caminar juntos en unidad.” [1]

Es muy pertinente el tema que el pastor Conlon trató en Israel sobre la Unidad, ya que este es uno de los componentes claves para ganar cualquier batalla, y es por esta misma razón que quisiera traer un testimonio real de cómo actuar en unidad puede generar impacto a nivel territorial.

“Transformations” [2] fue un documental de dos partes lanzado en el año 2000 donde se enseñó la historia de ciudades transformadas por el poder de la oración, el ayuno y la unidad. En la primera parte de este documental se contaron las historias de cuatro ciudades en países como Kenia, Guatemala, Estados Unidos y Colombia.

La historia que se documentó de Colombia, tuvo lugar en Cali, en la época en la que el cartel de la droga tenía sometida a la ciudad. Aparte de ejercer control con el poder económico que ellos manejaban, también lo lograban a través de las prácticas ocultistas.

Era el año 1995 y el primer paso que los creyentes dieron para cambiar la situación fue lograr la unidad dentro de la asociación de pastores que en ese momento se encontraba dividida. Luego de superar las diferencias entre pastores, se tomó la decisión de convocar a una gran vigilia de oración, la cual contó con una asistencia masiva. Al día siguiente de la vigilia, el periódico del día reportó cero muertes violentas, lo cual era algo extraordinario ya que el promedio diario era de 15 muertes. Al ver el resultado tan positivo que la vigilia había tenido, se alquiló el Estadio de futbol Pascual Guerrero para continuar orando por la ciudad y a este llamado atendieron 60,000 personas de varias denominaciones cristianas. Los resultados de la oración en unidad no se hicieron esperar, a los 10 días comenzaron a caer las cabecillas del cartel y el ambiente de la ciudad empezó a transformarse.

Esa hermosa historia quedó consignada como recordatorio para que también nosotros nos levantemos en estos tiempos y nos movilicemos una vez más como cuerpo del Mesías para ver el Reino de Dios en medio nuestro.

Finalmente, quiero mencionar un punto muy interesante que se encuentra en Números 4:22 de la parashat Nasó. Cuando en nuestras traducciones vemos la expresión: “Haz un censo de los hijos de Gershon”, en hebreo lo que literalmente dice es: “Levanta la cabeza de los hijos de Gershón” (Nasó et rosh benei Gershon).

La orden literal en hebreo que el Eterno le da a Moshé en estas parashot es la de levantar las cabezas de la congregación y las de los levitas. La raíz del verbo levantar es נ-ש-א y podemos verlo más claramente en la siguiente tabla:

El desierto es sin duda un lugar hostil donde el ánimo y la moral del pueblo se vienen abajo, y por eso la orden del Eterno a Moshé, es la de hacer el conteo de las personas del pueblo al tiempo que les levanta la cabeza.

En tiempos de crisis es cuando menos debemos agachar la cabeza. El Eterno está muy interesado en que, en los momentos difíciles, de desierto y de guerra nos mantengamos animados. Aún en el libro de Lucas cuando se mencionan las cosas difíciles que empezarán a suceder antes de la segunda venida del Mesías, el Eterno nos da un mandato: “Erguíos y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca.” Lucas 21:28 RVR1960

En una de las versiones en hebreo de este pasaje también se utiliza la palabra derivada de la raíz de la palabra Nasó:

La parashat Nasó que significa “Levanta”, no solo insta al liderazgo espiritual a levantar la cabeza de la congregación, sino que a su vez el mismo Eterno nos da una bendición muy especial a todos diciéndonos que Él mismo levantará su rostro sobre nosotros y nos dará Shalom.

Así que no es tiempo de agachar la cabeza, no es tiempo de desanimarnos, levanta una vez más tu cabeza y peleemos unidos las batallas espirituales del ejército de nuestro Dios.

¡Shavua Tov!

REF:

  1. Mapa original Archivado el 10 de mayo de 2015 en Wayback Machine., de la página web de la Federación Humanista Europea https://es.wikipedia.org/wiki/Ley_contra_la_blasfemia
Carolina Aguirre

Soy comunitaria de Yovel y profesora de Benei Mitzvah.