El mensaje de la prosperidad
Por: Martha Tarazona
Todos queremos ser prosperados, todo ser humano creyente en Yeshúa o no, busca la prosperidad, por esto, estudia, trabaja, emprende y vive para ver un título profesional, una casa, un carro, una empresa, una familia, etc. ¿Cómo podemos ser prosperados?
La parashá Ki Tavó (Cuando entres) nos da el secreto de la prosperidad: “Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hiciereis” [Dt. 29:]. El mandato en este versículo es “guardar las palabras” y “ponerlas por obra” es decir actuar.
Guardar las palabras de este pacto
Con respecto a la expresión: “guardar las palabras de este pacto” Rabí Yeshayáhu cita que: “¿Por qué las bendiciones no han sido anunciadas con claridad y de modo que hubiéramos podido deducir las maldiciones? Porque la Torá sigue aquí su principio, de ir de lo negativo a lo positivo. Por otra parte, los Israelitas debían tomar conciencia de que las maldiciones son necesarias para su conservación.
El Talmud, tratado Ver. 5ª, dice que las pruebas son un precioso instrumento para Israel porque borra los pecados. El rey David en el Salmo 23:4 expresa: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento”, tu vara, es decir, las pruebas; tu cayado: La Torá, me dan consuelo (Yalkut ibíd)” [1].
Para que prosperéis en todo lo que hicieres
Con respecto a la expresión: “Para que prosperéis en todo lo que hicieres” Rabí Yehoshúa dice a Ben Leví en el Talmud (Av.Z. 19). Quien se ocupa de la Torá tendrá éxito en sus empresas.
En el Salmo1:1-3 dice: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de HaShem está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará [1].
Según los sabios el dedicarse a la Tora, trae bendición, lo mismo que expresó el apóstol Juan a Gayo: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” [3 Jn. 1:2], es decir que en la medida que nos dedicamos a buscar al Eterno, a limpiar nuestra vida y a la santidad, somos prosperados en todas las cosas.
Saldréis airosos
La palabra prosperar significa “saldréis airosos”, en el sentido literal la palabra “airoso” expresa un lugar o momento caracterizado por la presencia de mucho aire, frecuentemente, viento. La expresión “saldréis airosos” significa salir con éxito de un asunto, problema, prueba o riesgo [1].
El diezmo como instrumento de prosperidad
La parashá Ki Tavó, también habla del diezmo, como una herramienta para la adoración a HaShem y para ser prosperados. “Y ahora, he aquí he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh HaShem. Y lo dejarás delante de HaShem tu Elohim, y adorarás delante de HaShem tu Elohim” [ Dt. 26:10].
HaShem cumple sus promesas, por esto este versículo dice “Probadme en esto”.
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice HaShem de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” [Mal. 3:10].
Amigo lector, ¿quieres la prosperidad en tu vida?, para tener derecho a estas bendiciones:
- En primer lugar, debes ser hijo, porque todo ser humano es creación de HaShem, pero solo cuando creemos que Yeshua murió por nosotros, lo confesamos con nuestra boca y lo creemos en nuestro corazón, en ese momento, entramos al redil del buen pastor, como hijos suyos. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Di-s [Jn. 1:12]”.
- En segundo lugar, debemos cumplir con los mandamientos y todo lo que está escrito en la palabra para que nos vaya bien.
- En tercer lugar, debemos diezmar, para que el Eterno derrame bendición sobre nuestra vida y haya abundancia.
Que la Ruaj HaKodesh, sea guiando cada una de nuestras vidas, para que seamos hijos obedientes, que cumplamos con lo que HaShem nos delegó y podamos diezmar, ofrendar, dar tzedaká a nuestra familia, al extranjero, al huérfano, a la viuda, a los hambrientos, a los sedientos, a los forasteros, a los desnudos, a los enfermos y a los presos. Y veremos cumplidas sus promesas en nuestra vida “Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan” [Sal. 37:25].
Referencias
[1] Munk, E. (2001). La voz de la Torah. Comentario del pentateuco. Edición original en francés. Fundación Samuel y Odette Levy. Paris
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Shavua Tov