Las vacunas de Di-s
Por: Natalia Lara
Se necesita un corazón sano para creer que aún las cosas malas que otros nos hagan, pueden convertirse en una poderosa herramienta de bendición en manos de Di-s.
Una vacuna es una preparación biológica que tiene la capacidad de proteger contra una enfermedad antes de que ésta aparezca. Se producen con microorganismos muertos o debilitados, partes de los mismos o sustancias derivadas de ellos. Estos preparados lejos de dañar a quienes lo reciben, activan su sistema inmune generando anticuerpos de memoria, es decir un tipo de defensas que reconocerán y destruirán rápidamente el agente infeccioso, antes que produzca una infección severa o mortal. Según la Organización Mundial de la Salud, en el mundo, cada año gracias a las vacunas se previenen 3 millones de muertes y 750.000 discapacidades en niños. La vacunación junto a la disponibilidad de agua potable se consideran las medidas más exitosas para el control de enfermedades infecciosas, por lo que hacen parte de las prácticas claves para garantizar que los niños puedan crecer adecuadamente y ser sanos. (1)
En la vida diaria Di-s usa muchos tipos de vacunas, es decir pequeñas (o a veces grandes) dosis de situaciones que pueden parecer malas, pero que nos permiten crecer y ser más sanos espiritualmente. Esa es la esencia de «gam zu letova» – también esto es para bien-, frase acuñada por el Rabino Najum, el cual pertenecía a la escuela de Hillel, la misma Yeshiva en la que creció Rav Shaul (Pablo) y en donde recibió instrucción de Gamliel [Hechos 22:3]. Este fue un hombre caracterizado por reaccionar con un optimismo inquebrantable ante las adversidades. (2)
Sin embargo este planteamiento ya había sido expuesto cientos de años antes: en la parashá de esta semana Vayejí -y vivió- [Gn 47:28 – 50:26], luego de la muerte de Yaakov, los hermanos de Yosef sienten temor al pensar que tomará venganza, por lo que le piden a nombre de su padre muerto que les perdone. Sin embargo la respuesta de Yosef, bien podría resumirse como gam zu letova: «Ustedes pensaron mal contra mí, más Di-s lo encaminó para bien, para hacer lo que vemos hoy, mantener con vida a mucho pueblo» [Gn 50:20].
Se necesita una fuerte dosis de fe para saber que lo malo que nos pasa, es parte de los planes del Eterno. Pero además es indispensable un corazón sano para creer que aún el daño que otros nos hagan, pueden convertirse en una poderosa herramienta de bendición en manos de Di-s. Rav Shaul lo resumió en [Rom 8:28]: «Sabemos que a los que aman a Di-s, todas las cosas les ayudan para bien».
Cuando alguien nos insulta, persigue o hace daño; lo más sencillo es pensar que «nos odia»,»lo hace a propósito» o «está en nuestra contra». Una dificultad generada por un jefe, un vecino o aún nuestra familia; no parece reflejar la buena, tampoco agradable y menos aún perfecta voluntad de Hashem. Pero la palabra nos enseña otra cosa «¿No es acaso por mandato del Altísimo que acontece lo bueno y lo malo?» [Lam 3:38]… y esto incluye el permitir que otros nos hagan cosas que nos desagradan.
Cuando culpamos a los demás de nuestros sufrimientos, somos similares al niño que al ser reprendido por su papá con una vara, culpa a la vara de lo que le está ocurriendo, tratando de razonar o vengarse de ella…sin entender que el amor del padre está detrás de todo. Si nos apoyamos en la fe podremos entender que las dificultades -no importa que provengan de nuestros errores o dependan de otros- son parte del plan de HaShem para hacernos crecer y moldear aspectos de nuestro carácter que de otra manera no podrían corregirse. Aún más, que Él puede usar circunstancias tan dolorosas como aquellas por las que pasó Yosef, para bendecir a otros.
Así lo entendió nuestro Mesías Yeshua: aunque sabía de antemano que Judas le entregaría [Mt 26:25] no encontramos que haya tenido actitudes en su contra o le haya reprochado al Padre por ello. Por el contrario, en sus enseñanzas nos exhorta «Amen a sus enemigos, bendigan a quienes los maldicen, hagan bien a los que los aborrecen y oren por quienes los ultrajan» [Mt 5:44]. Su actitud nos enseña a aceptar, no solo la voluntad de Di-s, sino sus instrumentos, pues previo a su arresto estando en agonía hasta el punto que su sudor era como gotas de sangre [Lc 22:44], no solo oró al Padre para afrontar lo que vendría [Lc 22:41], sino que ya estando en la cruz exclamó «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» [Lc 23:34].
Entender que todo es para bien, es asumir la actitud de Yeshua quien «por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba» [Hb 12:2]. Gracias a ello, es que podemos hoy estar sentados leyendo este artículo confiados en que ningún sufrimiento presente puede compararse con la gloria que viviremos cuando estemos en su presencia.
Shavua tov!
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Por Natalia Lara
Soy hija de Di-s, recién casada, miembro de la Kehilat Mésianica Yovel, pediatra y por misericordia del Padre Eterno trabajo con los niños de la reclusión de mujeres El Buen Pastor en Bogotá.