Parashat Ki Tavo y el secreto del diezmo

Por Julio Rubio (Dudu)

Tomarás las primicias de todos los frutos del suelo que recojas de la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, y las pondrás en una canasta e irás al lugar que el SEÑOR tu Dios escoja para establecer su nombre [Det. 26:2].

Encontramos en el versículo 1 del capítulo 26 de Deuteronomio, que el periodo agrícola en Israel iniciaba con la misma entrada a la tierra prometida. El verso nos señala: “Sucederá que cuando llegues a la tierra que HaShem tu Elohim te da por herencia, tomes posesión de ella y habites en ella, tomarás lo primero de todos los frutos del suelo que recojas de la tierra que HaShem tu Elohim te da, y las pondrás en una canasta e irás al lugar que HaShem tu Elohim escoja para establecer su nombre”. Más adelante encontramos que no podemos tomar parte de los frutos de la tierra hasta el tercer año [Levítico 19:23]. Por otra parte, encontramos que en este mismo libro [Levítico 25], se nos dan todos los mandamientos sobre el año de Yovel (Jubileo) y parte de estos mandamientos es el de contar una serie de años. El período de años que establece el Eterno como cuenta es de siete años. El año séptimo es conocido como “shmitá”, en el que se declaraba el perdón de las deudas, la vuelta hacia la propiedad familiar y sobre todo el descanso de la producción agrícola sobre la tierra de Israel:

“Durante seis años sembrarás tus campos, podarás tus viñas y cosecharás sus productos; pero llegado el séptimo año la tierra gozará de un año de reposo en honor al Señor. No sembrarás tus campos ni podarás tus viñas; no segarás lo que haya brotado por sí mismo ni vendimiarás las uvas de tus viñas no cultivadas. La tierra gozará de un año completo de reposo” [Levítico 25:3-5].

De esta forma entendemos que hay tiempos y ciclos establecidos por el Eterno, y que este periodo tiene una íntima relación con la tierra. La producción de la misma está regulada por estas leyes y las utilidades y ganancias están enmarcadas dentro de éste contexto agrícola. Así mismo, hay otros momentos importantes que son regulados por la agricultura de Israel: las fiestas. Son entonces tres entidades que se relacionan paralelamente, las cuales enmarcan el Ciclo del Eterno: La tierra, los Moadim, y las leyes de shmitá y de Yovel.

Dado que el pueblo de Israel es un pueblo agrícola, las fiestas señaladas instauradas por Di´s y cuya vigencia se mantiene están enmarcadas en los tiempos de cosecha y siembra. Pesaj no puede iniciar si no ha llegado la primavera en Israel, la cosecha de la cebada esta lista para Pesaj, pero sólo la del trigo esta lista en Shavuot. Sukot sólo se celebra luego de la recolección de los frutos, y sólo se hace cuando se pueden recoger del ambiente las 4 especies.

Ahora bien, al día de hoy el pueblo de Israel sigue siendo un pueblo fuertemente agrícola, pero su calendario secular ya no es regido por estos ciclos. La mayoría de los israelíes que viven en Jerusalén o en Tel Aviv no viven de la ganadería o de la agricultura, no deben esperar todo un año para recibir su pago o su salario y muy pocos tienen la oportunidad de tomarse el séptimo año como un año de reposo, por lo que nos queda en mente la pregunta: ¿Pueden ser los diezmos bíblicos vigentes dentro de un mundo comercial que no es agrícola?… Miraremos cada uno de estos casos, entendiendo el contexto en el que se otorgaban.

La primera separación de los productos de la tierra que otorga el Eterno lleva por nombre Terumá, “la porción separada”, la cual se entrega directamente al sacerdote. Esta separación es de origen voluntaria, y está consignada en Éxodo 25:1-8. Tal como lo señala Rab David ben Israel , es una de las ofrendas que no tienen una medida fija, y queda a la voluntad de la persona la cantidad a dar. Para evitar que esta cantidad fuera demasiado pequeña y se avergonzara al Cohen, se estableció que se debía dar una proporción entre 1.7 – 2.5 % (1/60 – 1/40) del producto. Ahora bien, esto es cuando los Cohanim están puros para poder comer la Trumá. Sin embargo, en la actualidad que no hay Templo Sagrado para poder purificarse, los Cohanim no pueden comer la Trumá. Por este motivo, no tiene ningún sentido que les demos la Trumá de nuestras frutas o de nuestra masa.

Luego de haber separado “la terumá” la segunda separación de los productos de la tierra lleva por nombre maaser Rishon (primer diezmo): éste se entrega a los Levitas y es obligatorio. La ordenanza de este precepto está consignada en Deuteronomio 14:22: “Cada año, sin falta, apartarás la décima parte de todo lo que produzcan tus campos”.

Se establece entonces, que luego de la primera separación, debía separarse el 10% de las utilidades y éstas debían de ser dadas al levita. Alguien podría pensar ¿Por qué debía de dársele obligatoriamente el 10% de nuestras ganancias? La respuesta la encontramos en la misma Torah:

“Y he aquí que yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, a cambio de su ministerio en el cual sirven, el ministerio de la tienda de reunión” [Números 18:21]

Recordemos que los levitas no tienen herencia dentro del pueblo de Israel, no les fue dado territorio, y no tienen otro trabajo que el servir de tiempo completo al Eterno. Constituye por lo tanto nuestra obligación el mantenerlos, guardar de ellos y protegerlos tal como esta escrito en la Torah [Deuteronomio 12:19, 14:27-29, 26:12]. Cuando los levitas recibían el diezmo lo primero que hacían era separar el 10% de ésta dádiva. Esta separación es conocida como “terumat maaser” y era entregada al Cohen [Números 18:26]. Ésto nos enseña que HaShem nos exige a todos por igual, según nuestras capacidades.

Ahora entramos a un terreno interesante. Luego de que el israelita hacía la separación de Terumá y Ma’aser Rishon, La Torah nos muestra que debía de hacerse la separación de un segundo diezmo, el cual tenía un propósito especial dentro del ciclo de los 7 años: el pueblo de Israel. Entendiendo que el ciclo agrícola dado por el Eterno está compuesto de 7 años (de los cuales sólo 6 son hábiles para el trabajo y producción), encontramos que hay dos grupos de tres años, respectivamente. Luego de entregar nuestra porción al Cohen y al Levita es turno de volver nuestra mirada hacia nosotros mismos, nuestra familia, los pobres, los huérfanos y las viudas de nuestro pueblo.

El primer y segundo año de este ciclo de tres años, el segundo diezmo, conocido como Ma’aser Shení, era destinado a su propietario, con el propósito que él pudiera usarlo en los viajes de obligatorio peregrinaje (shalosh regalim). El enunciado de este mandato podemos encontrarlo en Deuteronomio 14:24 – 26:

“Pero si el Señor tu Dios te ha bendecido y el lugar donde ha decidido habitar está demasiado distante, de modo que no puedes transportar tu diezmo hasta allá, entonces lo venderás y te presentarás con el dinero en el lugar que el Señor tu Dios haya elegido. Con ese dinero podrás comprar lo que prefieras o más te guste: ganado, ovejas, vino u otra bebida fermentada, y allí, en presencia del Señor tu Dios, tú y tu familia comerán y se regocijarán”

Ahora bien, el tercer año de cada uno de los ciclos de tres años, la segunda separación del diezmo era destinada al pobre y al extranjero y es denominada en la escritura como Ma’aser Oní:

“Cada tres años reunirás los diezmos de todos tus productos de ese año, y los almacenarás en tus ciudades. Así los levitas que no tienen patrimonio alguno, y los extranjeros, los huérfanos y las viudas que viven en tus ciudades podrán comer y quedar satisfechos. Entonces el Señor tu Dios bendecirá todo el trabajo de tus manos” [Deuteronomio 14:28-29].

Cada año encontramos que debía de existir tres separaciones: la separación de la Terumá, la de Ma’aser Rishon, y según el año correspondiente, la de Ma’aser Sheni ó la de Ma’aser Oní. Dentro de todo el ciclo establecido del Eterno encontramos que: 1) no es un sólo diezmo sino 4 separaciones diferentes, y 2) el diezmo total no era equivalente al 10% sino en promedio del 22% de nuestras utilidades. por lo que cabe preguntarnos: ¿Estamos haciendo las cosas como es debido?

Shavua tov

Julio Rubio G. (Dudu)

Esposo de Andreina Castillo y padre de dos hijos (Eyal y Ayelet). Moreh (Maestro) de la Comunidad Mesiánica Yovel, trabaja con los jóvenes en su preparación para el bar mitzvah, dirige el ministerio de danza y audiovisuales. También enseña hebreo bíblico y moderno desde el año 2004.