Las diez palabras y yo.
Por Moshe Hernández
Mucho se ha dicho de los Diez Mandamientos, que son una revolución ética y moral, que permitieron moldear la conducta moral de los individuos y que son la base de una sociedad exitosa. Ante estas aseveraciones podemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Entonces qué pasa hoy en día? ¿Es el desarrollo moral de nuestras sociedades y de sus individuos un reflejo de estas leyes? ¿Fueron olvidados los Diez Mandamientos por los creyentes de hoy? Estas y otras preguntas surgen y están en el aire cada vez que llegamos a esta sección de la Escritura, en la porción que lleva por nombre Itró (Jetro), ya que, a pesar de ser una porción sumamente corta, es esta la sección insigne de la misma, los Diez Mandamientos, o como la tradición judía los refiere: Las Diez Palabras.
Comencemos analizando un poco el texto desde el hebreo para ver la riqueza de este maravilloso texto, qué se puede encontrar desde la psicología en este magno código moral y finalmente que claridad nos brinda el Nuevo Testamento al respecto.
¿Qué aporte tenemos desde el hebreo? ¿Qué puede decir la psicología al respecto?
Recordemos que el texto en mención es Éxodo 20:1-14(17) y además tenemos una leve variación entre la numeración hebrea y la cristiana de la Biblia, siendo esta segunda la que se encuentra entre paréntesis.
Al comenzar a leer el versículo 1 nos damos cuenta de una peculiaridad, ya que, éste inicia diciendo: “Entonces Di-s habló todas estas palabras…”, nuestros Sabios han enseñado que cada vez que el Nombre Sagrado (ה-ו-ה-י) aparece se está demarcando el atributo de misericordia del Eterno, y toda vez que aparece Su nombre genérico (Di-s [א-להים]) se está manifestando Su atributo de justicia, o mejor dicho Él está actuando como Juez al establecer una legislación. Con este en mente, nos damos cuenta de que al leer este texto en hebreo dice así: וַיְדַבֵּר אלקים אֵת כָּל-הַדְּבָרִים הָאֵלֶּה…, por lo cual teniendo basados en los anterior las palabras que se mencionan después de este texto son la jurisprudencia establecida por el Juez, o en términos psicológicos, se están estableciendo reglas que moldearán el comportamiento del oyente.
Otra cosa a considerar es que estas palabras estaban escritas en lajas de piedra, como nos lo refiere Éxodo 24:12, en donde en una estaban escritas cinco y la otra las restantes cinco, y según la tradición, las primeras cinco palabras que estaban en la primer laja son las correspondientes a las cosas entre el hombre y Di-s (בין אדם למקום) y las siguientes cinco que están en la segunda laja hacen referencia a las cosas entre el hombre y su igual (בין אדם לחברו). Esto desde un punto de vista psicológico, no es otra cosa sino lo expuesto por Kohlberg en su planteamiento del desarrollo moral.
Ahora llegamos a los versículos 2 y 3 en donde Di-s enuncia las dos primeras palabras, ante lo cual enseñan los Sabios la siguiente historia localizada en el Talmud, en el tratado Shabat 85b, la cual dice: “Se proclama el primer mandamiento. Toda la nación obtiene profecía al escuchar directamente las palabras de Di-s. Pero no pueden absorber la intensidad y sus almas ‘salen’ de sus cuerpos. Los ángeles los resucitan y ellos corren temiendo por sus vidas. Los ángeles los regresan al monte y el segundo mandamiento es vociferado. Nuevamente las almas ‘salen’, nuevamente los ángeles los reviven y nuevamente corren espantados. Finalmente, el pueblo le pide a Moisés que transmita el resto de la Torá porque ellos tienen miedo de morir [Éxodo 20:16(19)]. Le dicen a Moshé: ‘Has establecido tus credenciales. Sabemos que estás en contacto con Dios y confiamos en ti’” (Geller, s.f.). ¿Por qué mencionaron los Sabios esta historia? Basado en la forma gramatical en la que están enunciadas las palabras, ellos enseñaron que los dos primero mandamientos fueron enunciados en segunda persona, mientras que los ocho restantes en tercera persona.
Los dos primeros mandamientos dicen: אָנֹכִי י-ה-ו-ה אֱלֹהֶיךָ (Yo soy ADONAI tú Di-s) yלֹא-יִהְיֶה לְךָ אֱלֹהִים אֲחֵרִים, עַל-פָּנָי (No tendrás para ti otros dioses delante de Mí), ambos tienen el sufijo pronominal 2ms (ךָ), lo cual indica que son frases gramaticales construidas en segunda persona masculina singular (tú), mientras que los mandamientos siguientes no tienen esta estructura. El aprendizaje comportamental se lleva a cabo por reglas, moldeamiento, modelamiento, etc., pero en este texto estamos viendo en juego un aprendizaje por reglas, cuando se enuncian las consecuencias de realizar lo contrario a lo dicho, y otras que enuncian una regla sencilla sin enunciar consecuencias.
¿Qué dice el Mesías al respecto?
Hay un episodio en Mateo 22:34-40, donde Yeshúa menciona la importancia de los mandamientos entre el hombre con su igual (בין אדם לחברו) y los correspondientes entre el hombre con Di-s (בין אדם למקום), al mencionar que el cumplimiento de la instrucción de Di-s, o en términos psicológicos, el comportamiento está gobernado por estas dos reglas: “Amar a ADONAI tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente…”, y “…Amarás a tu prójimo como a ti mismo…”, aquellas que de acuerdo a nuestros Sabios están enunciadas en ambas lajas de piedra en las cuales estaban grabadas las Diez Palabras.
Nuestro Mesías Yeshúa y los escritores del Nuevo Testamento [Ro 3:20, Stg 2:8-11] están afirmando la validez de estos lineamientos comportamentales al decirnos que con ellos conocemos qué debemos hacer y qué no, y además que ellos son el resumen de lo que la Torá nos enseña.
Por lo tanto con todo esto podemos decir que a pesar de que estas Diez Palabras sean solamente diez, son el resumen perfecto de lo que los 613 mandamientos enseñan a lo largo de toda la Torá.
REFERENCIAS
Geller, A. (s.f.). Los Diez Mandamientos que Sacudieron el Mundo [Mensaje en un blog]. Recuperado de https://www.aishlatino.com/tp/i/pv/114271019.html
Moshe Hernández
Psicólogo de la Konrad Lorenz Fundación Universitaria. Gabai de la Comunidad Mesiánica Yovel, maestro del ministerio Yeladim, miembro del ministerio de Danzas. Apasionado por el hebreo y otros idiomas.