De tal palo tal astilla
Por: Familia Delgadillo Zapata
“Hashem le habló a Moshé, diciendo: Transmítele a toda la comunidad israelita (lo siguiente). Diles: “Sean santos, pues Yo, Hashem, Elohim de Uds., soy Santo.” [Levítico 19:1-2]
Para esta semana se unen dos parashat “Ajarei Matot” y “Kedoshim”, la primera la podemos encontrar en el libro de levítico a partir del capítulo 16:1 hasta el capítulo 18:30 en esta parashá encontramos las leyes de los sacerdotes respecto a las ofrendas que se deben realizar en Iom Kipur, prohibición acerca de la ingesta de sangre, las indicaciones para la conservación de la identidad del pueblo y finaliza con las prohibiciones de las relaciones sexuales ilícitas.
La segunda parashá: “Kedoshim” la encontramos a partir del capitulo 19:1 hasta el capítulo 20:27. Aquí encontramos: Pureza, respeto a los padres, idolatría, sacrificios, productos del campo destinados a los necesitados, diversas normas espirituales y de convivencia, sanciones y penas por transgredir cada una de las prohibiciones citadas.
La reflexión en esta ocasión quiero enfocarla en la parashá Kedoshim, en los primeros versículos podemos leer el pedido de un padre a sus amados hijos, está escrito: Hashem le habló a Moshé, diciendo: Transmítele a toda la comunidad israelita (lo siguiente). Diles: “Sean santos, pues Yo, Hashem, Elohim de Uds., soy Santo.” (Levítico 19:1-2), en la Tora Emet, encontramos un hermoso comentario para este par de versículos el cual quiero compartir con ustedes.
Aquí nuestros sabios nos enseñan que la primera petición que nuestro padre nos está haciendo es que nos mantengamos alejados de toda inmoralidad sexual, ya que nuestro cuerpo es el tabernáculo donde Él quiere habitar mediante su Ruaj, y si el cuerpo esta impuro o contaminado, pues su Espíritu huirá y no morara en él. Hagamos un pequeño paréntesis aquí, cuando el pueblo salió de Egipto, El Señor los libero con gran despliegue de fuerza y de poder, pero su presencia no descendió hasta que no fue levantado el tabernáculo, cuyo propósito era que El pudiera habitar entre ellos.
Hoy no hay tabernáculo ni templo, sin embargo, su deseo continúa siendo querer habitar contigo y conmigo, así que es nuestro deber ser y mantener ese tabernáculo puro para que su presencia descienda y este siempre con nosotros.
La segunda petición que nuestro amado Padre nos esta haciendo, es obedezcan mis mandamientos y mis preceptos, ya que estos en su misma esencia son santos y sagrados, por lo tanto, todos aquellos que los cumplamos con la actitud correcta, nos será otorgada he impregnada esta santidad. Bueno, retomemos esta segunda petición, no solo se trata de obedecer cada una de las normas y preceptos que nos han sido indicadas en la Tora, sino que para que nos sea otorgada he impregnada la esencia que emana de santidad en estos preceptos tenemos el condicional que dependerá de la intención con la que los cumplamos y nos acerquemos al Señor.
Entonces, podemos concluir que las dos peticiones que nuestro Elohim nos está haciendo al decirnos sean Santos por Yo soy Santo, son: cuiden su cuerpo y obedezcan mis instrucciones con y por amor, porque en ellas radica mi santidad. En esta reflexión, debemos hacernos algunas preguntas, ¿estamos haciendo lo que nuestro amado Señor nos está pidiendo?, ¿Sí?, bien, ahora pensemos, ¿con que intención?, tal vez ¿Por qué queremos que nos vean “buenos” ?, ¿es, por amor a Él?, o tan solo, ¿Tenemos puesta nuestra vista en que la meta sea esa bendición que nuestro corazón tanto anhelado?
El profeta nos dice: “Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?” (Jeremías 17:9), que podamos querido lector ser honestos con nosotros mismos, solo Él pesa los corazones y tal vez nos alcancemos a autoengañar, pero recuerda Él conoce nuestros pensamientos dice el salmista: “No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda.” (Salmos 139:4).
Es un buen y bonito momento para comenzar a replantearnos las intenciones con la que estamos obedeciendo, en el caso en que lo estemos haciendo, y sino hemos empezado a obedecer… pues empecemos sin demora.
Recuerda que somos sus hijos y como todo padre Él espera que lo amemos y hagamos lo que nos ha solicitado por amor a Él, para que así tomemos su apariencia y esencia, y seamos reconocidos como sus hijos donde quiera que vayamos.
Pues está escrito:” Hashem le habló a Moshé, diciendo: Transmítele a toda la comunidad israelita (lo siguiente). Diles: “Sean santos, pues Yo, Hashem, Elohim de Uds., soy Santo.” (Levítico 19:1-2)
¡Que así sea su voluntad, amén y amén!
Shavua Tov
REFERENCIAS
- Biblia Nueva Versión Internacional
- Tora Emet Editorial Keter Tora