Con la vara que midas…
Por: Natalia Lara
«Juzgar a otros es sencillo…lo realmente difícil es juzgarlos bien.»
La parashá de esta semana שֹׁפְטִ֣ים shoftim (Dt 16:18-21:9) habla del nombramiento de jueces y de las funciones que estos debían cumplir: juzgar al pueblo con justo juicio, no torcer el derecho, no hacer acepción de personas, no recibir soborno, buscar solo la justicia [Dt 16:18-20], escuchar e indagar los testigos [Dt 17:16-18] y medir la distancia para determinar la ciudad más cercana al cadáver del que se desconoce su asesino [Dt 21:2].
Hacer correctamente este trabajo no es fácil. Emitir un juicio acerca de algo involucra nuestra percepción – tanto física como espiritual – acerca de ese asunto, mediante la información recibida de los órganos de los sentidos, pero en especial de los ojos y los oídos. Aunque biológicamente escuchamos con nuestros oídos, el proceso de escuchar se completa en nuestro corazón pues este le da su interpretación final (R. Najmán). De ahí el dicho que «cada quien escucha lo que quiere escuchar». Es Hashem quien nos permite escuchar el mensaje correcto de las cosas, pues el puede despertar cada mañana nuestro oido [Is 50:4].
Para juzgar con rectitud lo que escuchamos es necesario mantener limpio nuestro oído físico y espiritual. Así como nadie colocaría agua sucia en un vaso con agua potable para tomar, del mismo modo debemos cuidar que el agua que entra a nuestros oídos (la Torá) no se contamine con lo que no es bueno. Debemos cuidarnos no sólo de hablar, sino también de escuchar calumnias, chismes, palabras profanas y otras formas ofensivas del habla… Incluso debemos cuidar la música que se escucha, pues estás palabras aparentemente «vanas» pueden contaminar nuestro corazón y alterar nuestro discernimiento.
Por otro lado, el judaísmo enseña que los ojos son quizás los órganos más importantes de todos los sentidos. De manera figurada a podemos oír, olfatear, saborear y tocar con nuestros ojos… pues basta una imagen para evocar mil sensaciones en los demás órganos (piense por ejemplo en una hamburguesa con papas fritas).
La vista nos permite conectarnos con la realidad, pero en nuestra vida diaria debemos evitar ver aquello que queremos ver. Por eso debemos aguzar nuestra visión espiritual y no ver sólo las apariencias; tener la visión de Di-s implica no sólo ver la parte externa de una persona o situación, sino ver su corazón, su esencia [1 Sam 16:7].
Los motivos del corazón pueden distorsionar lo que vemos, por eso esta parashá enseña sobre no aceptar sobornos pues el soborno ciega los ojos [Dt 16:9] y nos puede alterar la capacidad de discernir entre lo correcto y lo incorrecto [Dt 25:1]. Los sobornos no sólo significan regalos o dinero a cambio de un favor, sino que también se entienden como algo que mueve nuestras emociones para complacer a otra persona (RAE). Así que, podemos ser sobornados, permitiendo cosas incorrectas para no quedar mal con nuestros amigos y así complacerlos, o tolerarlas para no perder una posición de importancia, un trabajo o un ministerio y complacernos así a nosotros mismos.
Yeshúa nos enseña que el ojo es la lámpara del cuerpo, que un «ojo bueno» ilumina el cuerpo, mientras que un «ojo malo» trae oscuridad a nuestra vida [Mt 6:22-23, Lc 11:34]. Abraham fue el paradigma del «ojo bueno» busco siempre el bien de los demás, y no sentía celos ni odio por sus semejantes. Bilaam en cambio es el ejemplo de un «mal ojo» de aquel que busca siempre la falla en otros y siente celos de los bienes o la posesión de los demás (Avot 5:19). No sólo se trata de desear mal a los demás, sino que nuestro ojo es malo también al envidiar lo que otro tiene o sentirse mal por su éxito (como si el triunfo de otros disminuyera nuestra posibilidad de alcanzar algo en la vida).
Juzgar a otros es sencillo…lo realmente difícil es juzgarlos bien. Por eso es preferible no emitir juicios sobre nadie, Yeshúa enseñó «no juzguen para no sean juzgados» [Lc 6: 37]. Cuando un hombre joven se acerca a pedirnos dinero, automáticamente nuestra cabeza se dice: «¿Por qué no esta trabajando?… seguro que el dinero es para vicio (drogas)… ¡que perezoso es!«… olvidamos que todo lo que nos ocurre está bajo la supervisión divina… Y que si Di-s pone a ese hombre a pedirnos dinero ¡No es para que lo juzguemos! Sino para darnos la oportunidad de cumplir el mandamiento de dar tzedaka (ofrenda): porque pobres habrán siempre en la tierra, por eso Hashem nos ordena ser generosos con ellos [Dt 15:11].
Yeshúa enseñó que con la vara con la que medimos a otros seremos medidos [Mt 7:2]. ¿Cómo pueden haber medidas diferentes si un metro tiene 100 cm aquí o en cualquier parte? Esto es porque, dentro del sistema de medidas antiguas de Israel, muchas aluden a la capacidad de carga (por ejemplo un Omer, correspondía a la carga que podía llevar un asno, equivalente 370 litros) o a un segmento corporal como el אַמָּה ammah (S. 520) es decir el codo que equivalía a la distancia entre el codo y la punta de la mano abierta, que puede variar en adultos entre 45 y 50 Cm. Es decir, que un mismo codo puede tener medidas diferentes… Es por eso que Yeshúa nos invita a ser cuidadosos con la forma en la que juzguemos a otros pues de la misma forma seremos juzgados. Ser parte de una comunidad nos pone en medio de diferentes personas, con diferentes temperamentos, con muchos talentos pero también con muchas dificultades. Crecer espiritualmente, es ver a los demás con «el buen ojo» fijándonos en sus cosas buenas y no en las fallas que cometen.
No sólo se trata de no juzgar otros, sino tampoco hacerlo con nosotros, pues la persona a la que más juzgamos con dureza es a nosotros mismos. La palabra enseña que «el hombre misericordioso hace bien a su propia alma; mas el cruel se atormenta a sí mismo» [Pv 11:17]. Si Yeshúa trajo salvación a nuestra vida, no fue sólo para borrar la acusación del pecado delante de Hashem, sino también para borrar la que más nos hace daño: la acusación a nosotros mismos. «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» [2 Cor 5:17].
¡Shavua tov!
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Referencias
- Matthews BR. Memory Dysfunction. Continuum (Minneap Minn). 2015 Jun; 21(3 Behavioral Neurology and Neuropsychiatry): 613–626.
- Bauer PJ, Larkina M.The onset of childhood amnesia in childhood: a prospective investigation of the course and determinants of forgetting of early-life events. Memory. 2014;22(8):907-24.
- Josselyn SA, Frankland PW. Infantile amnesia: a neurogenic hypothesis. Learn Mem. 2012 Aug 16;19(9):423-33.
- Li S, Callaghan BL, Richardson R. Infantile amnesia: forgotten but not gone. Learn Mem. 2014 Feb 14;21(3):135-9.
Soy hija de Di-s, recién casada, miembro de la Kehilat Mésianica Yovel, pediatra y por misericordia del Padre Eterno trabajo con los niños de la reclusión de mujeres El Buen Pastor en Bogotá.