Verdaderamente libres
Por Martha Tarazona
“El ocultismo abre puertas y trae ataduras que nos impide vivir una vida verdaderamente libre.”
En la parashá Shoftim (jueces), se hace la advertencia al pueblo de que cuando entraran a la tierra que el Eterno les daría no aprendieran hacer según las abominaciones de aquellas naciones; no consultar adivinos, ni muertos, agoreros, sortílegos, hechiceros, encantadores, magos, porque es abominación para HaShem [Dt. 18:9-12].
De acuerdo a este versículo Rashí dice que no debían hacer como estás naciones, pero si debían “aprender a comprender y a enseñar”, también Maimónides citó que los miembros del sanedrín debían tener cierto conocimiento de las prácticas de encantamiento, de adivinación o de magia, con el fin de juzgar de manera imparcial, a cada inculpado [1].
El Faraón rey de Egipto consultó a magos y sabios
El Faraón tuvo un sueño y consultó a todos los magos de Egipto y a todos sus sabios, pero no había quien los pudiese interpretar. Llamaron a José y su respuesta fue que no dependía de él, sino que HaShem le diera la interpretación propicia, fue así como José pudo interpretar el sueño y se cumplieron los tiempos de las vacas flacas y las vacas gordas[Gn.41].
El rey Nabucodonosor consultó a adivinos y magos
Nabucodonosor rey de Babilonia tuvo sueños y se turbó su espíritu, hizo llamar a magos, astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicasen sus sueños. Sin embargo, no podían decirle el sueño que había tenido y el rey les dijo que ellos preparaban respuesta mentirosa y perversa y ordenó mandar a matar a todos los sabios de Babilonia. Entonces Daniel pidió al rey tiempo para mostrar la interpretación y orar a HaShem para que tuviera misericordia y revelara el asunto y así no perecer junto con los sabios de Babilonia. Y el secreto fue revelado en visión a Daniel, y éste dijo: “Él revela lo profundo y lo escondido, conoce lo que está en tinieblas y con él mora la luz”. Fue así como Daniel le dijo al rey que el misterio que él demandaba, ni sabios, sin astrólogos, ni magos, ni adivinos lo podían revelar al rey, pero que había un Di-s en los cielos, el cual revela los misterios y así Daniel reveló a Nabucodonosor el sueño y su interpretación y esta palabra se cumplió como había sido declarada por Daniel [Dn.2].
El rey Belsasar consultó a los magos y adivinos
El rey Belsasar hijo de Nabucodonosor, hizo un banquete y mandó a traer los vasos de oro que habían traído de la casa de HaShem que estaba en Jerusalén y bebieron en ellos, el rey, sus príncipes, sus concubinas y alabaron a sus dioses. Y en ese mismo momento aparecieron los dedos de la mano de un hombre que escribía delante del candelero, Belsasar mandó a llamar a todos los magos, caldeos y adivinos; pero no pudieron leer la escritura ni mostrar su interpretación, pero Daniel interpretó la escritura y esa misma noche se cumplió con la muerte de Belsasar [Dn.5].
El rey Saúl consultó a un muerto
En el caso de Saúl [1 Sam. 28], éste vio el campamento de los filisteos, tuvo miedo y consultó a HaShem, pero HaShem no le respondió ni por sueños, ni por urim, ni por profetas. El buscó a una mujer de Endor que tenía un espíritu de adivinación, y ésta le dijo: He aquí tu sabes lo que Saúl ha hecho, como ha cortado de la tierra a los evocadores y a los adivinos ¿por qué pues pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir?, Saúl le prometió que ningún mal le vendría y que le hiciera venir a Samuel. Ella le dijo que un hombre anciano cubierto de un manto venía y Saúl entendió que era Samuel. Comenzó la conversación entre Saúl y Samuel que estaba muerto. De acuerdo a este versículo Rabí Bajyéh; dice que pudo ser un artificio de mago, o que estas personas conocidas como “médiums”, hacen de intermediario entre el hombre y los espíritus y tienen la facultad de hacer aparecer el espíritu que invocan [1].
En este relato de Saúl, podemos ver que él hizo lo malo y HaShem ya no estaba con él, que la misma mujer espiritista le dijo que Samuel había mandado cortar a todos los adivinos; y él sabía que estaba mal hacerlo; porque llegó a esta mujer disfrazado y de noche. Por otro lado, dice que Saúl “entendió” que era Samuel, pero no se afirma que fuera Samuel. La palabra “entendió” en hebreo es וַיֵּדַע yadá (# 3045 strong) significa señalar, sentir, reconocer, considerar. No obstante, fue lo que le pareció a Saul, no hay seguridad que realmente fuera Samuel. Esto le causó la muerte a Saúl, por su rebelión contra Di-s y porque consultó a una adivina y no consultó a HaShem[1Cr. 10:13].
De acuerdo a lo anterior, se puede determinar que está prohibido por el Eterno todo lo que es ocultismo. En los versículos citados, quienes consultaban a magos, sabios y adivinos eran los reyes, sin embargo, en ninguno de los casos estos pudieron hacerlo. Solo por la revelación dada por HaShem a José y a Daniel, los misterios pudieron ser revelados y cumplidos.
Consultar otra fuente que no sea el Eterno, es un engaño del enemigo y abre puertas de maldición, como la muerte, en el caso de Saúl.
Querido lector, es interesante que meditemos en esta palabra, y esta sería la pregunta que nos podemos hacer:
¿He consultado adivinos, muertos, agoreros, sortílegos, hechiceros, encantadores, magos, tarot, horóscopo, médium, magia blanca, magia negra, cualquier cosa que lleve al ocultismo?
Si la respuesta en alguna de las anteriores fue positiva; hay una gran atadura en tu vida, que debe ser desatada en el nombre de Yeshúa el único mediador entre Di-s y los hombres. Hay una puerta abierta y un derecho legal que el enemigo tiene contra tu vida, porque no tenemos lucha contra carne y sangre sino contra principados y potestades. Estas ataduras producto del ocultismo causan opresión espiritual; como sentir espíritus, no poder dormir, pesadillas, estancamiento en áreas específicas; a nivel laboral, personal, familiar, económicas, sentimentales, comportamientos, adicciones, vicios, salud, pobreza, entre otros. Para ser libres de esto que se fraguó en los lugares de tinieblas, debemos confesar nuestro pecado; Saúl no confesó su pecado y esto le causó la muerte; desatar todo pacto, rezo, atadura, conjuro; lo que desatamos en la tierra es desatado en los cielos [Mt. 16:19], auto liberándonos a nosotros mismos, con la palabra de Di-s, limpiándonos de toda contaminación de carne y de espíritu perfeccionando la santidad en el temor de Di-s [2Cor. 7:1], ayunando y orando; porque hay espíritus que no salen sino con ayuno y oración [Mt. 17:21]o pidiendo liberación con personas temerosas del Señor y conocedores de la guerra espiritual y por último peleando la buena batalla de la fe y echando mano de la vida eterna[1Tim. 6:12]. Así que, si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres [Jn. 8:36].
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Referencias
[1] Munk, E. (2001). La voz de la Torah. Comentario del pentateuco. Edición original en Fancés. Fundación Samuel y Odette Levy. Paris.
Martha Tarazona
Miembro de la comunidad Yovel, Dra. Ingeniería de Alimentos. “Nada tenemos que no hayamos recibido” [1 Cor. 4:7]