La ira conduce al error
Por: Moshé Hernandez
“Eleazar dijo a los hombres del ejército que salieron a la batalla: ‘Esta es es el decreto de la Torá, la cual HASHEM ordenó a Moshé.” (Nm 31:21).
En esta Parshá vemos como se enuncian las leyes de purga de los utensilios no kasher, sin embargo, en este pasaje no es Moshé quien da la instrucción sino el cohen gadol, lo cual parece novedoso en la Torá, ya que, las leyes en su totalidad habían sido enunciadas por Moshé al pueblo, a los príncipes y a los cohanim.
¿Por qué Eleazar y no Moshé?
Rashi comenta lo siguiente: “Como Moshé se había enojado cayó en el error, porque las leyes de purga de los utensilios que se habían sido utilizadas para cocinar por no judíos le fueron ocultadas.” De aquí aprendemos que el enojo puede hacer que nuestro conocimiento se aparte de nosotros, porque está escrito (b.Pesajim 66b): “Reish Lakish dijo: ‘Si una persona se enoja, y es un maestro de Torá, su sabiduría se aparta de él; y si es un profeta, su profecía de aparta de él’”.
Esto nos enseña además que, si le pasó a Moshé, A”H, ¿qué podrá sucederles a los tontos que se enojan? Por eso Shelomó escribió: “No te dejes provocar rápidamente en tu espíritu porque la ira se asienta en el fondo de los tontos” (Ec 7:9) [Orjot Tzadikim 12:13].
No fue la primera vez que le sucedió a Moshé.
Esta era la tercera ocasión en la que Moshé olvidaba una norma por haberse enojado, Rashi nos enuncia las otras dos ocasiones: “Esto sucedió de manera similar en el octavo día de la dedicación de Aharón y sus hijos en el sacerdocio, está escrito: ‘Y se enojó con Eleazar e Itamar’ (LV 10:16). Cuando se enojó, cometió un error’”. El error de Moshé en esa ocasión fue que olvidó lo pertinente a las leyes que aplican a los cohanim en un estado de duelo.
Rashi continúa: “De igual manera, en el pasaje en el cual Moshe dice: ‘Escuchen ahora, rebeldes’ (Nm 20:10) con ira, y ‘golpeó la roca’ (Nm 20:11) en lugar de hablarles, como Di-s le había ordenado, por lo tanto, erró por causa de su ira (Sifrei 157).
¿Qué produce la ira además de error?
Dice la Escritura: “Quien es lento para enojarse, muestra gran entendimiento; pero quien es impaciente enaltece la tontería” (Pr 14:29). Sobre esto nos dicen los comentaristas los siguiente, el Ibn Ezra acota que, así como se alarga el momento para enojarse, así mismo será la amplitud de entendimiento que se adquiere, pero quien no soporta su ira, su espíritu es corto, por eso será llamado el de corto genio, es decir, impaciente.
La Escritura también indica: “Mejor es el tardo en enojarse que un poderoso guerrero. Quien controla su temperamento es mejor que quien conquista una ciudad” (Pr 16:32). El Ibn Ezra menciona que quien es lento en enojarse es mejor que un héroe porque conquistará su ira, y el héroe a pesar de conquistar a los demás, no puede conquistar su ira.
Estas cosas nos enseñan que la conquista de una ciudad es una victoria única, mientras que quien busca controlar su espíritu se involucra en una lucha interminable (Steinsaltz), es decir, es algo constante que va permitiendo ganar nuevas victorias.
La ira impide adorar a HASHEM
Dice el Sefer HaYashar 6:7: “La segunda cualidad que interfiere con la verdadera adoración a Di-s es la ira. Es una de las malas cualidades que pueden destruir la adoración a Di-s. Pues la adoración a Di-s no puede morar en el corazón de quien está iracundo. En el momento de su ira, no presta atención a nada de lo que hace, sino que multiplica juramentos, profana el nombre del Cielo, mata a su amigo y daña a su compañero. Es posible que, al intensificarse su ira, adore ídolos o se suicide. Por lo tanto, una persona no debe confiar en su adoración a Di-s si no puede dominar su ira. La cura de la ira es esta: debemos conocer las fuerzas que la provocan y revertirlas. Y decimos que las causas de la ira son la falta de reflexión, la necedad del que está enojado, la falta de compañía de sabios e inteligentes que podrían enseñarle a dominar su ira, y la compañía de necios y malvados. No reconoce la horrible cualidad de la ira. Tampoco reconoce cuántas buenas cualidades hay en la tolerancia y la paciencia. Porque nadie que sea paciente se arrepentirá jamás, ni necesitará hacer nada por lo que todo el que lo oiga lo reproche y lo avergüence, sino que todas sus acciones sean con quietud y mansedumbre, tal como se dice (Proverbios 16:32): «Mejor es el que tarda en enojarse que el poderoso; y el que domina su espíritu mejor que el que conquista una ciudad».
Así mismo nos advirtió Rab Shaúl en su carta a los Gálatas: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Di-s” (Gl 5:19-21).
Amada comunidad, para garantizar que la Presencia Divina habite en nosotros, que podamos adorar a HASHEM y de esa manera conserva nuestro conocimiento para edificar a otros, debemos ser lentos en enojarnos, conquistar nuestro temperamento y así podremos evitar cometer errores que nos alejen de una vida constante de revelación divina.
¡Shavúa Tov!
REFERENCIAS
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Moshé Hernández
Esposo de Lulú. Psicólogo (Konrad Lorenz). Máster en Estudios Judaicos (Universidad Hebraica de México). Gabai y Moréh (Kehilat Yovel). Moréh de Hebreo Bíblico (Ulpan Yovel). Estudiante de LSC.