PERDIENDO LA MEJOR OPORTUNIDAD DE LA VIDA

Por: Carolina Aguirre

¿Cuál es uno de esos factores clave que le impide a muchos aprovechar una de las mejores oportunidades de la vida?

En estas dos últimas parashot, Jukat y Balak, podemos observar al pueblo de Israel en un estado de vulnerabilidad, caminando por tierras desérticas y solicitando el favor de los pueblos de Edom y de Sehón para poder atravesar sus territorios con la firme promesa de no tomar nada de ellos.

El pueblo de Edom se refiere a los descendientes de Esaú, el hermano gemelo de Yakov (Israel). Este era un pueblo hermano y por lo tanto Israel no deseaba atacarlos, ni tomar nada de ellos. Así que cuando Israel envía embajadores al rey de Edom les saluda diciendo: “Así dice Israel tu hermano.” 

Los embajadores les relatan todas las dificultades que les ha sobrevenido esperando encontrar favor a sus ojos para pasar en medio de su territorio, pero la respuesta a su solicitud fue un rotundo: ¡No! ¡No pasarás por en medio nuestro! En vez de hallar misericordia se encuentran con la hostilidad de su hermano, quien sale contra ellos a atacarlos con mano fuerte. (Números 20:14-21)

El siguiente pueblo al cual piden permiso para pasar por su territorio es al pueblo de los amorreos. El rey Sehón no solo les prohíbe pasar por su territorio, sino que además reúne a todo su pueblo para atacar a Israel en el desierto. Israel se defiende del ataque y en una victoria otorgada por Dios, ganan el territorio de ese pueblo. (Números 21:21-27) 

Al tiempo que Israel está tratando de resolver asuntos externos con los pueblos a su alrededor, se enfrenta también a sus propios conflictos internos en donde la legitimidad del liderazgo es cuestionada y hay intentos de usurpación del poder. El pueblo se enfrenta a la carencia de agua y se hace presente la queja, el desánimo, la murmuración y la sublevación contra sus líderes. En varias oportunidades podemos ver que, por causa de la rebeldía del pueblo, Dios envía la plaga de muerte con la que mueren miles de personas.

Esta es la historia de Israel, el pueblo que fue adoptado por el Creador para ser su propiedad. Podríamos inferir que la vida de Israel como pueblo debería ser un mar de rosas ya que el Creador de todo el universo les escogió. Sin embargo, en la realidad, vemos que no ha sido así ni en el pasado, ni hoy en nuestros días.

Israel es un pueblo que históricamente se ha enfrentado al rechazo de los demás pueblos, un pueblo con amenazas de afuera y de adentro, pero que, a pesar de todo y en contra de todo pronóstico, es un pueblo que no desaparece, es permanente en el tiempo porque hay una realidad, y es que el Creador está con él. 

Dios adoptó a Israel como hijo para mostrarles la gloria divina, hacer con ellos pactos, entregarles la ley, darles el privilegio de adorarle y de contar con sus promesas. Avraham, Itzhak y Yakov son sus antepasados, y Yeshua mismo era israelita en cuanto a su naturaleza humana. (Romanos 9:4-5)

Ahora saquemos conclusiones de una premisa básica: Si decimos que existe un pueblo de Dios, entonces lo anterior quiere decir que también existe un pueblo que no es de Dios.

Lo anterior suena muy difícil a los oídos de las personas ya que suena excluyente y por causa de no entender los propósitos divinos de esta elección, el pueblo de Israel sufre hasta el día de hoy. 

Dios eligió a Israel no con el objetivo de que este sea un pueblo privilegiado y exclusivo al que nadie más pueda ingresar, sino con el objetivo de que, a través de este pueblo, aquellos que no son pueblo, puedan llegar a serlo. 

Cuando Israel estaba en el desierto, la presencia de Dios iba con ellos de manera visible, en columna de nube de día y columna de fuego de noche. El hecho de que los israelitas pidieran permiso para atravesar esos territorios significaba que la misma presencia de Dios iba a pasar y a bendecir esos pueblos; pero ellos, no solamente rechazaron a Israel, sino que rechazaron directamente al Creador.

Esta es la misma razón por la cual Dios hizo que por siglos el pueblo de Israel estuviera fuera de su tierra, con el propósito de bendecir las naciones y llevar a ellas su presencia. Sin embargo, la historia nos muestra que la reacción de las naciones ante este hecho fue el mismo: rechazar, expulsar de sus tierras y hacer guerra contra el pueblo de Dios. Rechazando así, no solamente al pueblo de Dios, sino al mismo Creador.

En la historia de la parashat Balak, encontramos a un personaje central que se llama Balaam, cuyo nombre original en hebreo es Bilam בִּלְעָם y que literalmente traduce “No pueblo”, o “Sin pueblo”. “Am” עָם es pueblo y “BL” בל es la raíz de donde se deriva “bli” o “bal” que traduce “sin” o “no”.

Bilam es una figura central en esta historia, y como su nombre lo indica, representa a todo aquel que no es pueblo, podríamos decir que es una figura o representación de los gentiles. Este personaje es muy interesante porque de alguna manera, sin ser pueblo de Dios, la historia nos indica que tiene contacto con Dios. 

En el capítulo 22 de Números, Bilam establece contacto con un personaje de nombre Balak quien es otro personaje muy interesante. Balak, siendo el rey de Moab, buscó a Bilam, una persona que no pertenecía a Moab, para maldecir al pueblo de Israel. ¿Cuál es el significado del nombre Balak? Balak traduce Devastador, Aniquilador o Arrasador. Balak es una figura del enemigo, quien solo viene para robar, matar y destruir, en pocas palabras el Satán. (Juan 10:10)

Bilam, es este personaje sin pueblo, o el gentil, que está en medio del conflicto entre obedecer a Dios o dejarse llevar por la tentación del enemigo para maldecir al pueblo de Israel. Bilam se encuentra entre la disyuntiva de hacer lo que Dios le dice, o ceder a la tentación del Devastador. 

Sin embargo, es evidente que el deseo más grande del corazón de Bilam es no es obedecer a Dios sino lograr obtener las recompensas materiales que le promete el Devastador; por eso vemos a Bilam tratando por todos los medios, de que de una u otra forma, Dios cambie de parecer con respecto a su pueblo Israel.

Bilam es una persona que a pesar de que tiene contacto con Dios, tiene un velo que lo ciega acerca de las cosas espirituales y peor aún, como su nombre lo indica, no tiene pueblo y por lo tanto carece de identidad.

Bilam es hoy, aquella persona que trata de tener contacto con Dios, pero que aún está cegada a las cosas espirituales y que como consecuencia no comprende que Israel es el pueblo de Dios y va ciegamente en camino para maldecir a Israel. Bilam es aquella persona que aún no ha comprendido que todos podemos ser injertados en el árbol de Israel y por lo tanto ser adoptados también como pueblo de Dios y así dejar de ser gentiles y tener una identidad. 

Bilam es la antítesis de Rut la moabita, quien comprendió que ella podía ser pueblo de Dios y por lo tanto con conciencia de identidad le declaró a su suegra israelita: “Tu pueblo es mi pueblo y tu Dios es mi Dios”.  עַמֵּךְ עַמִּי וֵאלֹהַיִךְ אֱלֹהָי “Amej ami veElohaij Elohai” 

Bilam deseaba con todo su corazón ganarse el premio de Balak, pero como su conciencia le indicaba claramente que no estaba bien lo que quería hacer, trató de negociar con Dios y Dios le permitió ir con el Devastador. Sin embargo, hay una gran diferencia entre permitir y aprobar. Pero Bilam no lo entiendió, y eso nos pasa también a muchos de nosotros, creer que obtener permiso es tener la aprobación de Dios de nuestros actos. Dios no nos obliga a hacer nada y por eso nos da permiso de hacer cosas, lo cual no significa que sean las cosas aprobadas por Dios.

Así Bilam va ciegamente con el permiso de Dios, más no con la aprobación de Dios. Dios le permite a Bilam ir con Balak, con el propósito de que quizás en el camino pudiera entender que su intención era completamente equivocada. Dios le puso obstáculos en el camino a Bilam, pero su ceguera espiritual fue tal que hasta una burra pudo ver el peligro delante de él, pero él siguió desapercibido.

Cuantas veces vamos en nuestra terquedad y ceguera espiritual en camino de peligro, y a pesar de que todos lo pueden ver, nosotros no, y es en ese momento que hasta una burra puede hablar y alertarnos de nuestro error.

Pero más allá de esta lección personal, el propósito que Dios tiene con esta historia es dejarle ver al mundo entero que Israel es su pueblo; y que a pesar de lo bien o mal que se puedan portar, son y seguirán siendo su pueblo y que Él tiene la forma de tratar con ellos.

Sin embargo, aquellos que no son pueblo tienen dos opciones:

  • Ser como Rut, que a pesar de ser moabita tomó la decisión de unirse al pueblo de Dios y no solamente fue aceptada, sino que además llegó a cumplir un gran rol en los planes divinos, o, 
  • Ser como Bilam, quien fue tras el Devastador a maldecir a Israel y permaneció por el resto de sus días alejado del propósito de Dios. 

Aún hoy, a pesar de que las naciones en su ceguera espiritual maldigan a Israel, Dios mismo cambiará la maldición por bendición como lo dice Deuteronomio 23 al referirse al episodio de Bilam: 

“Porque ellos (los amonitas y los moabitas) alquilaron contra ti a Bilam hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia, para maldecirte. Mas no quiso Adonai tu Dios oír a Bilam; y Adonai tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Adonai tu Dios te ha amado.” (Deuteronomio 23:4)

Finalmente, Bilam, el hombre sin pueblo, tuvo que reconocer y declarar que Israel es pueblo de Dios, que Israel es bendito y que no hay maldición que valga sobre este pueblo. Lo que está bendecido bendito es.

La Biblia aún dedica un espacio para mostrarnos cual fue el final de Bilam, este hombre que nació en Mesopotamia y que fue a Moab corriendo trás el Devastador, para finalmente morir en una guerra en Madián. (Deuteronomio 31:8) Bilam, muere en tierra ajena, sin identidad y sin llegar a ser pueblo, a pesar de haber tenido la oportunidad de serlo. Este es el triste desenlace para todo aquel que se opone a Israel perdiendo la oportunidad de llegar a ser pueblo de Dios.

La conclusión de toda esta historia es que la mejor oportunidad para nuestra vida es llegar a ser adoptados por Dios para formar parte de su pueblo. Sin embargo, hoy al igual que ayer, pocos son los que entienden las implicaciones de aceptar a Israel como pueblo de Dios. Los edomitas y los amorreos perdieron la gran oportunidad de ser alcanzados por la presencia tangible del Eterno, que estaba presta a pasar en medio de ellos, si solo hubiesen aceptado a Israel.  Igualmente, Bilam en medio de su ceguera espiritual, no pudo entender la riqueza real, la gran riqueza espiritual que hubiera obtenido si solo hubiese bendecido al pueblo de Israel de corazón. Finalmente, ¿tú y yo realmente comprendemos y aprovechamos la gran oportunidad que está frente a nosotros para bendecir a Israel de corazón? 

“Bendito todo el que te bendice, oh Israel, y maldito todo el que te maldice.” Números 24:9 NTV

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REF:

 

Carolina Aguirre

Soy comunitaria de Yovel y profesora de Benei Mitzvah.