EL CERDO MUDO

Por German Valbuena

Llegamos al aeropuerto de Santiago de Cuba, para entregar algunas ayudas enviadas por amigos y comunitarios con destino familias que habíamos contactado en un seminario en la ciudad de Santiago de Cali. Mi esposa Elizabeth y yo, solo temíamos que la aduana nos retuviera los elementos de aseo y ropa que constituían la mayoría de esas ayudas. Afortunadamente no fue así. La congestión en el proceso de inmigración no les daba lugar para una requisa minuciosa de nuestros equipajes. 

Santiago de Cuba, Santiago de los Caballeros de Guatemala, Santiago de Chile y; otras ciudades así nombradas, no en honor al Apóstol Santiago, sino, a una figura de un guerrero armado de espada y lanza, montado sobre un corcel, es la imagen representativa de dominio, sometimiento y muerte que los conquistadores españoles establecieron en los territorios sometidos durante los siglos XVI AL XVIII en el continente americano. 

Nuestros anfitriones, Gerardo y Marcela, padres de dos hermosos adolescentes, viven en las afueras de la capital en un pequeño predio, que su padre adquirió, gracias a la militancia de muchos años con el partido que ha gobernado Cuba durante las últimas seis décadas. En la parcela habitan además de Gerardo y familia, su hermano Juan y su esposa. Gerardo ha construido un par de habitaciones, un baño, una pequeña cocina, y, dispone de un solar donde siembra algunas hortalizas. 

Mientras tanto, Juan, menos favorecido, ha adecuado un viejo container de 40 pies como su hogar. Espacio reducido en el que ve transcurrir la vida del barrio. 

Caminar por esas acaloradas calles, permite al visitante palpar la vida de cubano común que día a día se las arregla para sobrevivir con las ayudas mediante las cuales en gobierno controla la economía del País. El transporte público es muy deficiente, camiones tipo escalera son la principal fuente de movilidad para quien carece de automóvil, es decir, la mayoría de los cubanos. Hombres jugando dominó en las aceras del barrio, ancianos arrastrando carritos de mercado, ora, con un cilindro de gas, o, con algo de mercado, y, los jóvenes estudiantes con sus uniformes azules, dan vida a este lugar en el que experimentamos la cotidianidad del lugar. 

El gobierno controla toda actividad comunal mediante los concejos, que no son más que aliados del estado para regular toda actividad ciudadana. Pero el cubano es hábil para burlar ese control.  

Para obtener leche, al campesino se le asigna el cuidado de algunas cabezas de ganado, que pertenecen obviamente al estado. Este cuando una vaca pare un becerro, ahorca la cría y reporta al concejo la muerte del animal. El concejo recoge los restos del becerro y, es ahí cuando viene la fraudulenta recompensa al cuidandero. La leche que habrá por algunas semanas en la ubre de la vaca, será beneficio que en el mercado negro le representará una entrada extra. 

Gerardo nos narra varias historias de como él mismo ha logrado construir su vivienda. Para la ornamentación, fabrico un pequeño equipo de soldadura eléctrica. En jornadas nocturnas, armado de una segueta, corto de una edificación cercana abandonada, el hierro necesario para las ventanas.  

Juan por su parte, por un año ha estado criando en su container un cerdo que ya está a punto de culminar su tiempo de engorde.  

Pero, le interrumpo – ¿pero porque no hemos escuchado ningún ruido del animal? 

Gerardo casi susurrando nos contesta -Es que al cerdo se le han cortado las cuerdas vocales y así es indetectable, en otras palabras: EL CERDO ES MUDO. 

German Valbuena