Ríos de agua viva

Por Martha Tarazona

Este es el tiempo de entrar a las aguas, tener una revelación de HaShem en nuestras vidas y recibir sanidad por medio de Yeshúa.

La parashá Tazria-Metzorá [Lev. 12-15], habla de la lepra y de la purificación que debería hacer el leproso. La lepra es la palabra # 6883 del Strong, la cual significa azotar o ser atacado por lepra [1].

El que tenía lepra debía anunciarla al público para que se mantuvieran a distancia de él. Esta advertencia no era sobre su estado de enfermedad sino sobre su estado de impureza. La Impureza levítica estaba considerada como un estigma humillante, como una mancha degradante que impedía el menor contacto con el prójimo, el hombre impuro era una persona expulsada [2].

A continuación, se mencionan algunos casos de leprosos; algunos fueron sanados mientras que otros murieron sin recibir sanidad.

María

María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado. HaShem habló con María y Aarón preguntándoles: ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?, María quedó leprosa como la nieve, y Moisés clamó a HaShem que la sanara. Fue María echada fuera del campamento por siete días, y después regresó a la congregación [Núm. 12:13-14].

En este caso, HaShem permitió la sanidad después de siete días de purificación.

Naamán

En 2 Reyes 5, podemos ver el caso de Naamán el cual era “un general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado HaShem salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso”. Naamán se dirige al rey de Israel, porque sabía que éste podría ayudarle en su enfermedad. “Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio”, después de Naamán menospreciar la instrucción dada por Eliseo, lo hizo, entró al río Jordán y fue sano. Y dijo a Eliseo y a todos los que estaban allí “He aquí ahora conozco que no hay Di-s en toda la tierra, sino en Israel”.

En este caso, se lavó por siete veces en las aguas del Jordán y fue sano.

También de Naamán habló Yeshúa, cuando en un shabbat entró en la sinagoga “y dijo muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el Sirio” [Lc. 4: 16-27].

En este versículo vemos que eran muchos los leprosos, pero solo Naamán logró sanidad.

Azarías

También Azarías rey de Israel, hizo lo recto ante los ojos de HaShem, sin embargo, los lugares altos no se quitaron y el pueblo sacrificaba y quemaba incienso en ellos, esto no agradó a HaShem e hirió al rey con lepra, y estuvo leproso hasta el día de su muerte [ 2 R.1-5].

En el caso de Azarías la idolatría lo llevó a tener una lepra que no fue sanada.

Uzias

El rey Uzias se rebeló contra HaShem su Di-s, entrando en el templo de HaShem para quemar incienso en el altar, donde solo los sacerdotes hijos de Aarón eran quienes lo podían hacer. Entonces la lepra le brotó en la frente de Uzias y fue leproso hasta el día de su muerte [2 Cr. 26 16-21].

En el caso de Uzias el rebelarse contra HaShem causó su lepra que no fue sanada.

El leproso

En los tiempos de Yeshúa, vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.  Yeshúa extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.  Entonces Yeshúa le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos [ Mt. 8:1-4].

¿Cuál fue la ofrenda que ordenó Moisés? Es la ofrenda que se encuentra en la parashá Tazría-Mesorá en Lev 14; HaShem habló a Moisés:  Esta será la ley para el leproso cuando se limpiare, entre otras cosas, debía lavar sus vestidos, raerá todo su pelo, y se lavará con agua, y será limpio; y después entrará en el campamento, y morará fuera de su tienda siete días.

En este caso el leproso vino a Yeshúa, clamando limpieza y fue sanado de su lepra.

De estos fueron sanados María, Naamán y el leproso; en el caso de María; Moisés intercede a HaShem por sanidad; en el caso de Naamán este busca ayuda y sigue la instrucción de lavarse en el Jordán; en el caso del leproso, éste busca a Yeshúa y es sanado. Mientras que Azarías y Uzias no fueron sanados de su lepra, porque no fue perdonado su pecado de idolatría y rebelión contra HaShem. En estos ejemplos vemos la mano de HaShem sanando a María, la mano de Yeshúa sanando al leproso y el poder en las aguas del Jordán para sanar a Naamán.

¿Por qué el Jordán y no otro río?, Así como HaShem utilizó a Moisés para que el mar rojo se abriera, utilizó a Josué para que el Jordán se abriera y todo Israel pasó en seco [Jos. 3:1-17]. HaShem da la instrucción de que coloquen doce piedras en el Jordán que servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre.  Para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de HaShem es poderosa; para que temáis a HaShem vuestro Di-s todos los días [Jos. 4:7-24]. Y esto fue lo que pasó con Naamán; el pudo decir “He aquí ahora conozco que no hay Di-s en toda la tierra, sino en Israel”.

¿Por qué no todos fueron sanados? Por María intercedió Moisés, Naamán y el leproso buscaron sanidad. Azarías y Uzias eran conocedores de la transgresión que estaban haciendo y aun así lo hicieron. 

Según Rabí Yehoshúa las causas de estas graves enfermedades eran los defectos morales y el mejor remedio contra esto es la Toráh, su estudio y el cumplimiento de los Mitzvót o mandamientos [2].

Amigo lector, este es el tiempo de entrar a las aguas y recibir sanidad; Naamán entró al Jordán donde conoció que no hay otro Di-s en la tierra y fue sano. Nosotros podemos entrar a las aguas, que es su palabra, sumergirnos en las aguas salutíferas de su presencia, tener una revelación de HaShem en nuestras vidas y recibir sanidad por medio de Yeshúa; “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” [Jn. 7:37-38] “y el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” [Jn. 4:14].

Shavua Tov

 

Referencias

[1] Strong, James (2003). Concordancia Strong exhaustiva de la biblia. Editorial caribe

[2] Munk, E. (2001). La voz de la Torah. Comentario del pentateuco. Edición original en Francés. Fundación Samuel y Odette Levy. Paris.

***

Martha Tarazona 

Miembro de la comunidad Yovel, Dra. Ingeniería de Alimentos. “Nada tenemos que no hayamos recibido” [1 Cor. 4:7]