Un viaje sin equipaje

Por: Familia Barrios Lara

“Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante” Heb 12:1.

Lej leja, se define como una ruptura trascendental para la historia de la humanidad. No sólo porque constituye el nacimiento de la religión monoteísta, sino porque con el llamado que hizo Di-s a Abraham, lo constituyó como el antecesor espiritual de aproximadamente 2.300 millones de cristianos, 1.500 millones de musulmanes y 14 millones de judíos. También, es significativo, porque fue la obediencia a ese llamado, el primer cimiento para la construcción de Israel como pueblo, como nación y como estado, incluso con una tierra asignada a través de la promesa “En aquel día el SEÑOR hizo un pacto con Abram. Le dijo: —A tus descendientes daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates” [Gn 15:18].

Lej leja, pareció ser una instrucción constante para Abraham, pues se tuvo que mover muchas veces durante su caminar con el Eterno, y es muy llamativo que a donde iba, Abraham levantaba un altar para Adonai; entre otros se mencionan Siquen, luego entre Hai y Betel [Gn 12:7,8], nuevamente al Neguev [Gn 13:4], cerca a Hebron [Gn 13;18], Beersheva [Gn 21:33] e incluso el monte a donde sacrificaría a Isaac [Gn 21:9]. Abraham reconocía que no se movía por su propia dirección, ni decisión, sino que lo hacía en respuesta a la orden del eterno.

Pero ¿Qué significó a nivel personal para Abraham lej leja? Es interesante que el verbo que se usa en hebreo יָלַךְ no solo significa ir, partir, moverse, caminar; sino también morir [Jos 23:141 Reyes 2:2]. Y es que para Abraham, la orden de Hashem “Deja tu tierra, tus parientes, la casa de tu padre” [Gn 12:1] significó una ruptura con las costumbres y la cultura que había aprendido en su país -tu tierra-, que había compartido con sus parientes, vecinos y amigos -tu parentela-; pero que sobre todo había recibido desde su infancia en su familia -la casa de tu padre-.

Para Abraham, también significó renunciar a la idolatría en la que había crecido, a su propia incredulidad “«¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años y Sara ser madre a los noventa?»” [Gn 17:17] e incluso a su propia identidad, al cambiar su nombre de Abram (padre enaltecido) a Abraham (padre de multitudes) [Gn 17:5]. De hecho, siguió experimentando ese lej leja, esa ruptura, muchas veces más en su vida. La separación de su sobrino Lot [Gn 13:8-9], el rechazo a la fortuna que le ofrecía el Rey de Sodoma [Gn 14:22-24], la circuncisión [Gn 17:9-14], sacar de su casa a Ismael [Gn 21:11-13] y la entrega de Isaac, su propio hijo [Gn 22:2].

Y ¿Cómo podemos reconocer nosotros nuestro lej leja? Probablemente la respuesta está en la elección de Abraham por parte de Hashem “Yo lo he elegido para que instruya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del SEÑOR y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el SEÑOR cumplirá lo que ha prometido». [Gn 18:19] ¡La elección de Abraham se dió por su capacidad de transmitir el legado a sus generaciones! Y para nosotros ¡Se trata de entender que más allá de mí se trata de las generaciones a las que puedo afectar!.

Puede ser que tu lej leja implique moverte -por indicación de Eterno- de la ciudad en la que vives, cambiar de trabajo o tomar decisiones radicales… pero también puede ser que cada día, estemos llamados a hacer lej leja en pequeñas cosas. Rav Shaul en la carta a los hebreos nos hace un llamado clave «despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» [Heb 12:1]. Aquí Pablo nos muestra que hay cosas que sin ser pecado se convierten en un estorbo que no nos permite cumplir el propósito que tiene el Eterno para nosotros.

¿Y qué puede ser ese peso? Es una pregunta que cada uno de nosotros debe responder: relaciones demandantes, el tiempo en redes sociales, conversaciones que no edifican, procrastinación… El listado puede ser diferente para cada uno de nosotros. Probablemente «el peso» más importante está el comportamiento con nuestro prójimo: el mal carácter, al egoísmo, la crítica, el qué dirán, el sentir que lo mío es más importante que lo de otros…

Yeshúa nos habla de otros «pesos» que pueden estorbarnos en el llamado que tiene Hashem para nosotros: aferrarnos al pasado «Jesús respondió: —Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios» [Lc 9:62], el exceso de ocupaciones “respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas” [Lc 10:41], la ansiedad “Por lo tanto, no se preocupen por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas” [Mt 6:24] y el miedo “Así que no tengan miedo, ustedes valen más que muchos gorriones” [Mt 10:31].

En su generación, Abraham fue llamado ha-ivri, “el hebreo” porque “todo el mundo estaba de un lado (be-ever ejad) y él estaba del otro”(1). En ese mismo sentido Rav Shaul nos dice “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cómo es la voluntad de Dios: buena, agradable y perfecta” [Rom 12:2]. Tal vez ese sea el lej lejá más importante para cada uno de nosotros: permitir que Yeshúa, la luz del mundo [Jn 8:12] sea el que ilumine y transforme nuestra mente, para así entender que debemos transformar para seguir la voluntad del Eterno.

Lej lejá es una invitación a renegociar prioridades, a tomar decisiones y a deshacernos de problemas que no nos competen, a dejar de intentar cambiar la gente y concentrarnos en decidir cuál es el peso que vamos a cargar en la vida. Para que un avión pueda volar lo más alto posible, debe decidir viajar con la menor cantidad de peso y combustible posible. La vida es un largo viaje… y la invitación de Hashem es aprender a viajar ligeros, sin prejuicios, sin culpas, sin deudas de perdón y sin excusas, para poder llegar a la tierra que él nos ha prometido por medio de Yeshúa.

¡Shavua tov!

1. Génesis Rabá 42:8, citado en https://rabinosacks.org/2022/10/31/la-travesia-de-las-generaciones-lej-leja-5783/

Por familia Barrios Lara

Somos Deivy Barrios y Natalia Lara, casados desde el 2016, padres de 3 pequeños y comunitarios de Yovel.***