¿Te atreves?
Por: Familia Siervo Molano
“El Señor le dijo a Abram: Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición.” Bereshit 12:1-2
La Parashá Lej Lejá (vete para ti) la cual se encuentra en Bereshit 12:1-17:27 contiene 3 de las 10 pruebas de fe que tuvo que superar nuestro patriarca Abraham. La primera consistió en que debía dejar todo para ir a un lugar desconocido, la segunda en ir a Egipto debido al hambre que azotaba a Canaán y la tercera en que Saray fue tomada por el rey de Egipto. En este artículo profundizaremos en la primera de éstas.
“El Señor le dijo a Abram: Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición.” Bereshit 12:1-2
Cómo podemos observar en el versículo anterior, Abraham es ordenado a dejar su tierra, lo que implica su patria, su familia y sus amigos para dirigirse a un lugar desconocido. Rashí explica que trasladarse a otro lugar puede implicar tres inconvenientes: reducción de la procreación, problemas financieros y pérdida del reconocimiento social.
Sin embargo, el Eterno le asegura que le bendecirá en estas 3 áreas para que no se preocupe por estas cosas, pues le dice que hará de él una nación grande, es decir, tendrá hijos; que le bendecirá, según Rashí, con riqueza de dinero y que hará famoso su nombre. Por lo tanto, estas 3 bendiciones serían de total beneficio para Abraham y su familia.
Pero con todas estas promesas podríamos preguntarnos: ¿Es esto realmente una prueba?
Sí lo es, pues el Eterno no le mencionó de forma explícita el lugar a donde iría, es decir, no había una explicación racional para que estas promesas se cumplieran pues Abraham no tenía evidencia de que el destino fuese a ser un lugar mejor a su actual locación y por lo tanto tenía que tomar una decisión más allá de la razón, una decisión con certeza en lo que no se ve [Heb. 11:1], esto es, con Emuná (fe).
Hay una curiosidad en esto y es que Abraham salió en dirección hacia Canaán [Bereshit 12:5] pero no se menciona que el Eterno le hubiera dicho hacía que lugar ir. Siforno explica que los patriarcas sabían que esa era una tierra santa, apta y adecuada para servir al Eterno con más devoción y que por eso Abraham imaginó que hacía allí debería ir. Abraham tomó la decisión de ir hacia el lugar que le permitiría crecer espiritualmente.
A veces nos encontramos en encrucijadas en donde tenemos que tomar una decisión importante, en donde la opción que luce ser la más agradable al Eterno (ya sea porque así lo sentimos en nuestro corazón, por una palabra en la torá, por un sueño o porque parece que el Eterno ha usado a alguien para hablarnos) racionalmente no tiene mucho sentido.
Querido lector, si te encuentras en esta situación y adicionalmente el escoger esta opción te acercará al Eterno permitiéndote cumplir más mandamientos o alejándote de un lugar o personas que sabes que te hunden espiritualmente, no temas, el Eterno hará de ti una nación grande, y te bendecirá; hará famoso tu nombre, y serás una bendición.
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Familia Siervo Molano.
Un Físico al compás, una Licenciada en español y Lenguas Extranjeras y dos hermosos bebés; todos siervos del Elohim de Yacob.