Si tan solo me oyeras…

Por: Familia Barrios Lara

Porque el problema va más allá de la obediencia

Estudiando para la parasha de esta semana Ekev, עֵ֣קֶב, nos encontramos con una interesante reflexión del rabino Jhonatan Sacks: «Como he argumentado en otras oportunidades, uno de los hechos más impactantes de la Torá es que, aunque contiene 613 preceptos, no tiene una palabra que signifique “obedecer”. Cuando el hebreo moderno necesitó esa palabra la tomó del arameo, el verbo le-tzayet. El verbo utilizado en la Torá en lugar de “obedecer” es sh-m-a. Esto es de una gran importancia. Quiere decir que, en el judaísmo la obediencia ciega no es una virtud. Dios quiere que comprendamos las leyes que Él nos ha ordenado. Quiere que reflexionemos sobre el porqué de la ley. Quiere que escuchemos, que reflexionemos, que tratemos de comprender, que internalicemos y que respondamos. Quiere que seamos un pueblo que escucha»(1)

Cuando fuimos al Tanaj, nos sorprendimos con que, efectivamente, en los versículos que se han transmitido como obedecer y sus derivados, aparecía la palabra: shema… es más aparece ¡2 veces!, שָׁמֹ֤עַ תִּשְׁמְעוּ֙, Que de traducirse sería algo así como: de escuchar, ¡Escucharán! [Dr 11,13; 15:5; 28:1]. Incluso en el famoso pasaje de 1 Sam 15:22 «¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros»; en el hebreo dónde dice obedecer, nuevamente aparece la palabra Shema.

¿Y por qué es esto tan relevante? Primero, porque el verbo shema va mucho más allá de la escuchar con nuestros oídos; significa escuchar inteligentemente, discernir, entender, comprender, prestar atención, consentir, considerar, consentir, estar de acuerdo, que en síntesis es todo lo que necesitamos para poder cumplir algo.

A nivel cerebral, la ejecución de una orden es un proceso complejo. Significa que percibamos la orden a través de nuestros sentidos (leyendo con la vista o escuchando con el oído), que podamos transportarla al cerebro (¡Si! Hay cosas que escuchamos pero que nunca llegan a nuestro cerebro), que la intérpretemos, es decir entendamos lo que se nos está pidiendo, luego que desde la voluntad decidamos realizar la orden, y finalmente que la ejecutemos. ¡Y todo eso es lo que implica Shema!

El nombre de esta parasha nos recuerda precisamente eso. Ekev עֵ֣קֶב se usa en el primer versículo de esta parasha como un elemento condicional «Si ( עֵ֣קֶב) prestas atención ( תִּשְׁמְע֗וּן) a estas normas, y las cumples y las obedeces, entonces el Señor tu Di-s cumplirá el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados, y te mostrará su amor fiel» [Dt 7:12]. Este elemento condicional nos habla de una consecuencia que se repite a lo largo de esta parasha -e incluso de la torá -: la bendición a causa de la obediencia, o la maldición a causa de la desobediencia; como nos recuerda en esta porción las consecuencias del becerro de oro [Dt 9:14-16], las mortandades por los pecados de Taberá, en Masá y en Quibrot Hatavá [Dt 9:22], y el resultado del falso informe de los espías [Dt 9:23].

Pero es interesante notar que Ekev עֵ֣קֶב también significa talón. Y eso ¿Que viene al caso? Que su significado nos recuerda, ser cuidadosos no solo con los mandamientos vistosos -el uso de los tzit tzit, el cumplimiento de fiestas, y el kashrut-; sino sobre todo con los que no se ven y fácilmente podríamos pisar con el talón: la queja (lo cual contradice que de Di-s proviene todo), el trato con nuestros semejantes (por ejemplo honrar a nuestros padres), e incluso el manejo de nuestras finanzas (dar el diezmo o dar tzedaka al pobre). A ningún creyente se inclinaría ante un becerro, o una estatua; pero muchas veces si nos inclinamos ante nuestro ego, el orgullo o el dinero. Yeshúa nos hace una invitación a tener cuidado, justo de esas pequeñas cosas que podemos pisotear “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” [Mt 5:23].

Todos tenemos la posibilidad de santificar el nombre de Hashem, no solo con nuestro servicio en la comunidad, las plegarias y las ofrendas; sino sobre todo a través de los pequeños actos cotidianos; esos que podríamos pisar u olvidar sin que nadie lo notara: nuestra conducta familiar y social. De hecho, los mandamientos no son para complacerlo a El -ya que Él en su plenitud no necesita nada de nosotros -; sino que los mandamientos nos ayudan a elevarnos por sobre nosotros mismos, de nuestro egoísmo y construir de su mano un espacio en la tierra humano basado en la justicia y el juicio, la bondad y la misericordia (2).

Por eso en esta porción, el shema es entregado ya no de forma individual «escucha Israel, el Señor tu Di-s» [Dt 4:6], sino de forma colectiva «(ustedes) Grábense estas palabras en el corazón y en la mente; átenlas en sus manos como un signo, y llévenlas en su frente como una marca. Enséñenselas a sus hijos y repítanselas cuando estén en su casa y cuando anden por el camino, cuando se acuesten y cuando se levanten; escríbanlas en los postes de su casa y en los portones de sus ciudades» [Dt 11:18-20]. Por que así como la construcción del mishkán terrenal requirió un esfuerzo colectivo, del mismo modo hay una responsabilidad colectiva en la creación de una sociedad que el hombre pueda conducirse de la manera esperada; en la que podamos no solo escuchar y obedecer la voz de Di-s; sino también aprender a escucharnos los unos a los otros.

«Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado» [Jn 15:10-12]

¡Shavua tov!

Referencias

Rav J. Sacks. Liderar es escuchar en: https://rabinosacks.org/2021/07/27/liderar-es-escuchar-ekev/
Mujer y judaísmo. Responsabilidad social en: https://www.google.com/amp/s/mujeryjudaismo.com/responsabilidad-social/amp/

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Por familia Barrios Lara

Somos Deivy Barrios y Natalia Lara, casados desde el 2016, padres de 3 pequeños y comunitarios de Yovel.***