Las Vidas de Sara

Por Angie Ramírez

Erik Erikson psicoanalista de origen judío brindó grandes aportes a la psicología del desarrollo, entre ellas la Teoría Psicosocial, en ella describe las fases por las cuales pasa el ser humano desde su infancia hasta llegar a la vejez. Según el Rabino Shraga Simmons la parashá (Porción de la Escritura) se llama “las vidas de Sara” aunque en la misma no se hable de vida sino por el contrario de muerte, ya que para el judaísmo es en ese momento en el que se puede evaluar el resultado final de la vida de una persona, sea favorable ó desfavorable.

Erikson nos habla en su teoría, del desarrollo humano desde las diferentes etapas por las cuales atraviesa, sosteniendo que la culminación exitosa de una fase va a influir en el desarrollo adecuado de la próxima, es decir, si en la primera parte de su vida el bebé obtuvo por parte de sus padres la atención, el amor, el cuidado, la alimentación y el calor que necesitaba, esto le permitirá desarrollar la confianza básica vs la desconfianza ocasionada por lo contrario.

Y esta primera fase de desarrollo psicosocial le ayudará en el desarrollo de la segunda fase: la autonomía, que es el momento en que puede realizar muchas cosas por voluntad propia, por ejemplo al caminar, “ir donde quiera”… es la primera emancipación que experimentará, pero como hasta ahora está empezando a aprender cosas como caminar y controlar esfínteres, es posible que en ocasiones sienta vergüenza y duda, y es tarea de su entorno ayudar a que dichos sentimientos no lo dominen.

La tercera fase que va desde los 3 hasta aproximadamente los 5 años de edad, es iniciativa vs culpa y en ella el niño se siente el mayor explorador, el conquistador, tiene una energía e imaginación desbordantes, pero también en ocasiones siente miedo y pueden venir sentimientos de culpa que si se refuerzan pueden desencadenar en un desarrollo desfavorable de dicha fase.

De los 5 a los 13 años aprox. Se desarrolla la fase de laboriosidad vs inferioridad va muy ligada al ámbito escolar, el niño aprende a hacer cosas, descubre qué cosas puede hacer y cuáles son sus limitaciones.

Posteriormente siguen la de identidad vs. difusión de identidad (de los 13 a los 21 años aproximadamente), etapa en la que se busca a sí mismo, busca establecer su identidad, la seguridad en sí mismo, lo que le gusta y lo que no. La de Intimidad vs. aislamiento (De los 21 a 40 años) en la que busca estar cerca a otros, tener vínculos fuertes de amistad, la persona tiene nuevos compromisos, nuevos retos. La de generatividad vs. estancamiento (de los 40 a los 60 años aproximadamente, en la que existe una preocupación por las generaciones que vienen. Y por último la de integridad vs. desesperación (de los 60 años hasta la muerte), es en esta en la que, si se está satisfecho con lo vivido, se encuentra que todo tuvo sentido, que se cumplió el propósito por el cual se fue creado y esto genera un nivel alto de satisfacción ó lo contrario, que le traerá desesperanza y desesperación.

Así que, de acuerdo a la parashá, Sara vivió 127 años y Abraham 175 años, y si bien Sara murió “joven”, podemos decir que vivió cada una de las fases de su vida a plenitud, y no precisamente porque su vida haya sido perfecta, ya que tuvo por el contrario que vivir varias calamidades, dificultades, tristezas y pruebas, pero entonces nos preguntamos ¿qué fue lo diferente?, al igual que Abraham, como el Rabino Shraga Simmons narra, vivió un día a la vez y entendiendo que ese día era especial, que podía ser el último y que debía siempre buscar cumplir con su misión… con el propósito de su vida, es por esto que en esta parashá se conmemora todo lo que en vida hicieron, su hospitalidad, su obediencia y su emuná (Fe, confianza).

En conclusión este es un mensaje para ser resilientes, para que de cada prueba, de cada dificultad, de cada problema, saquemos provecho, busquemos lo bueno, demos gracias al Eterno y actuemos como nuestra matriarca y nuestro patriarca, nadie dice que será fácil, pero en la medida en la que cambiemos la forma de percibir dichas situaciones difíciles, podremos llegar hasta donde HaShem (el Nombre) lo permita (adultez ó… vejez) satisfechos con lo vivido, encontrando que nuestra vida tuvo sentido, recordemos que no tenemos los días comprados, los invito a que veamos que hoy HaShem nos permitió seguir con vida, pero no sabemos si mañana será igual. Vivamos cada día como si fuera el último, para que siempre demos lo mejor de nosotros, recordando que aunque Sara murió joven y de manera inesperada, esta parashá se llama “Las vidas de Sara” en honor a su vida y a que a pesar de su muerte inesperada antes de morir entregó lo mejor de sí.

Shavúa Tov Querida Yovel

***