Las hijas de Zelofehad
Por: Martha Tarazona
Así como las hijas de Zelofehad obedecieron a HaShem de no casarse con hombres de otras tribus y mantuvieron su herencia terrenal; así mismo HaShem le dice a su pueblo no te unas en yugo desigual para que mantengas tu herencia eterna la cual es incorruptible, incontaminada e inmarcesible.
Las hijas de Zelofehad (Maala, Noa,Hogla, Milca y Tirsa) se presentaron delante de Moisés y delante del sacerdote Eleazar, y delante de los príncipes y de toda la congregación, a la puerta del tabernáculo de reunión, y dijeron: Nuestro padre murió en el desierto; y él no estuvo en la compañía de los que se juntaron contra HaShem en el grupo de Coré, sino que en su propio pecado murió, y no tuvo hijos. ¿Por qué será quitado el nombre de nuestro padre de entre su familia, por no haber tenido hijo? Danos heredad entre los hermanos de nuestro padre [Nm.27:2-4].
Apelar a la justicia de HaShem
Ellas se acercaron, a realizar una petición ya que según la costumbre la propiedad pasaría a sus hermanos, tíos o parientes varones, por ello pidieron la tierra que correspondía a su padre. En esta historia vemos que el coraje, la decisión y la confianza en la justicia de HaShem de estas mujeres, permitió que no se les desposeyera de su tierra [1].
Moisés como instrumento de justicia
Entonces Moisés llevó su causa delante de HaShem. Y HaShem respondió a Moisés, diciendo: Bien dicen las hijas de Zelofehad; les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas. Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cuando alguno muriere sin hijos, traspasaréis su herencia a su hija [Nm. 27:5-8].
Condicional de pasar la herencia a las hijas
Sin embargo, el mandato de HaShem fue que se les daría la herencia, pero debían casarse en la familia de la tribu de su padre, para que no fuera traspasada la herencia, sino siguiera en el mismo linaje. Esto es lo que ha mandado HaShem acerca de las hijas de Zelofehad, diciendo: Cásense como a ellas les plazca, pero en la familia de la tribu de su padre se casarán, para que la heredad de los hijos de Israel no sea traspasada de tribu en tribu; porque cada uno de los hijos de Israel estará ligado a la heredad de la tribu de sus padres [Nm. 36:6-7].
Entrando al trono de la gracia
En esta historia podemos ver que las hijas de Zelofehad se acercaron a HaShem por medio de Moisés como intermediario; y Moisés se acercó al trono de la justicia de HaShem a llevar el caso a la corte celestial ante el juez de toda la tierra el cual ¿no ha de hacer lo que es justo? [Gén. 18:25]. La demanda no estaba contemplada en el código de la alianza, por ello Moisés presentó el asunto delante de HaShem [1].
Vemos que en los casos en los que no se sabe como proceder o que haya alguna injusticia, podemos ir delante de HaShem como juez y exponer nuestra queja, no obstante, como es un caso legal, debemos tener un abogado que nos represente.
En el caso de las hijas de Zelofehad el intercesor ante la corte celestial fue Moisés; en nuestro caso el abogado es Yeshúa, que intercede delante del padre y nos dará un buen veredicto; así mismo, Moisés llegó con una buena respuesta para las mujeres y para todo el pueblo de Israel ya que este dictamen no fue solo para ellas sino para las generaciones venideras.
El valor de estas mujeres nos enseña que debemos defender nuestra causa, lo que es nuestro, lo que nos pertenece legalmente, pero no a nuestra manera, sino que el juez justo dará el veredicto. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro [Heb. 4:16].
La herencia terrenal y la eterna
Las hijas de Zelofehad, estaban solicitando una herencia física en esta tierra, de igual manera en este tiempo, para nosotros es válido, solicitar que nuestros derechos legales de herencias sean devueltas y entregado lo que es justo, que nuestra vida sea restituida y sea devuelto lo que es nuestro, como es citado en el libro de Joel; Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite. Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros [Jo. 2:24-25].
Pero aún tenemos una herencia que nos es terrenal, es eterna, es incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros [1 Ped. 4]. Esta herencia es dada a nosotros por nuestro padre que nos ha hecho renacer, haciéndonos nuevas criaturas, las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas [2 Co.5:17]
aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Yeshúa [Ef. 2:5], estamos en un proceso de rectificación y no en vano hemos recorrido el camino que cada uno llevamos conociendo a HaShem; así que no somos de los que retrocedemos, somos de los que seguimos adelante, hasta la meta, para recibir la herencia eterna. Y Yeshúa le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Di-s. [Lc.9:62].
Condicional para recibir la herencia
Así como la herencia fue dada a las hijas de Zelofehad con el condicional de no unirse a hombres de otras tribus; así mismo el eterno nos da la instrucción de no unirnos en yugo desigual; un yugo es una armazón de madera que se coloca sobre los cuellos de los bueyes o las mulas, para unirlas con el fin de que vayan por el mismo camino. Por lo tanto, si no tienen el mismo yugo, no hay unidad sino dificultad.
Por tanto, el condicional es: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Di-s y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Di-s viviente, como Di-s dijo: Habitaré y andaré entre ellos,
Y seré su Di-s, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. [ 2 Co. 6: 14-18].
En este versículo, se nos da la explicación del porque no unirse a un yugo desigual; como herederos de nuestro padre celestial no podemos tener compañerismo con la injusticia, las tinieblas, los ídolos, hemos sido llamados a estar en santidad. Además, el Señor no solo nos dice que no nos unamos, sino que salgamos de en medio de ellos, que nos apartemos. Y el Señor será nuestro padre y nosotros sus hijos; y como hijos tenemos derecho legal a la herencia.
La seguridad que da poseer la herencia
Normalmente queremos una herencia o una pensión para suplir en la tierra, las necesidades de vivienda, comida, salud, entre otras; sabiendo que cuando morimos tanto la herencia como la pensión se queda en lo terrenal. En nuestra herencia eterna está todo lo que necesitamos ya que tenemos una morada eterna en casa de nuestro padre.
Así como las hijas de Zelofehad defendieron su causa por la herencia terrenal y obedecieron al mandato de HaShem de no casarse con hombres que no fueran de su tribu y mantuvieron la herencia; ¿cuanto más no debemos de cuidar nuestra herencia que es eterna?.
Shavua Tov
Referencias
[1] Quiroga, R. (2005). ¿ Qué hacer cuando no se ha prescrito qué se debe hacer? El caso paradigmático de las hijas de Zelofehad en Números 27: 1-11. Misión y contextualización. Llevar el mensaje bíblico a un mundo multicultural. Libertador San Martín: Universidad Adventista del Plata, 157-171.
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Martha Tarazona
Miembro de la comunidad Yovel, Dra. Ingeniería de Alimentos. “Nada tenemos que no hayamos recibido” [1 Cor. 4:7]