La razón de todo

Por: Familia Barrios Lara

¿Cuál es el propósito de estar vivos? Y ¿por qué estamos aquí?

¿Cuál es el propósito de estar vivos? ¿te lo has preguntado? Y es que, aunque muchos podríamos creer que estamos vivos por casualidad o accidente, el estar vivos ha sido una decisión del Eterno, y desde tiempos inmemorables una pregunta ronda siempre el corazón de cada persona y es: ¿por qué estamos aquí?

En la parashá de esta semana, bereshit, encontramos muchas pistas que pueden orientarnos a la respuesta de ésta pregunta. Empecemos por el comienzo… La creación del hombre. La torá enseña que «Y Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente» [Gn 2:7] ¿Qué significa esto? El Targum Onkelos traduce la última frase (ser viviente) en rúaj memalelá: “un espíritu que habla«; y es que lo que nos diferencia del resto de los seres vivientes es la capacidad de hablar, (1) y con ello expresar su pensamiento, transmitir información, expresar sentimientos, construir relaciones, y ¡por supuesto!: transformar el entorno que nos rodea.

De hecho, la primera declaración de Adam, es una muestra de esta transformación. La primera vez que la torá se refiere al hombre [Gn 1:26]  lo llama Adam, אָדָם, palabra que está en relación con Adamá אֲדָמָה que significa tierra y alude a la naturaleza estática de la humanidad. Pero en cuanto Adám hace su primera declaración “«…Se llamará “mujer” porque del hombre fue sacada» [Gn 1:23], se llama a si mismo Ish, אִישׁ, de la misma raíz esh, אֵשׁ, fuego; lo cual alude al movimiento y la transformación (2).

Pero el hombre, no es cualquier espíritu que habla. Sino que, la característica fundamental al crear al hombre fue que Di-s decidió “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza” [Gn 1:26]. Y ¿En qué debemos ser semejantes? Maimónides enseña que debemos imitarle encada uno de los atributos que describen al eterno: bondadoso, misericordioso, lento para la ira, abundante en verdad, justo, recto, perfecto, poderoso, etc. (Mishné Torá, Hiljot Deot 1:6).. En la torá, además hay un llamado continuo en este sentido: Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo. [Lv 19:2] (1).

Y en esta parashá hay un llamado adicional en el que podemos imitar a Hashem: la posibilidad de crear. De hecho, los sabios enseñan que el Eterno –de adrede_ permitió que el mundo fuera “incompleto” en cierta manera, para permitirnos ser co-creadores de su creación.   Pero el punto culmen es el llamado que nos hace a participar de su creación, pues al final del relato de la misma [Gn 2:3], en hebreo nos dice bara elokim la’asot (la creación que Di-s hizo para hacer), así que, los sabios enseñan, que esta creación, Di-s la construyo, para que nosotros continuáramos con lo que había por hacer, Laasot, לַעֲשׂוֹת.

En Bereshit, Di-s nos enseña el modelo para transformar la realidad que nos rodea, ya que toda la creación se rige por tres principios «dijo… y hubo… y vio que era bueno» (1) La primera acción, se refiere al hablar, a la capacidad de transformar el mundo que nos rodea con nuestras palabras «La muerte y la vida están en poder de la lengua», dice el Libro de Proverbios 18:21). Pero esto no es suficiente, el reto pasar del dicho al hecho. Y es que esto, está, directamente relacionado con la conquista de la voluntad.  Contrario, a la filosofía determinista que nos “condena” a ser producto de las circunstancias (la carga genética, las condiciones sociales o culturales); el judaísmo es un grito a favor de la libertad y la responsabilidad humana.

Tal como al principio, hubo un caos inicial, antes de la creación (תֹ֙הוּ֙ וָבֹ֔הוּ en hebreo); antes de pasar de la palabra a la voluntad, debemos vencer nuestro caos interno, el yetzer hará –inclinación al mal-; la voz del sabotaje interno, las creencias limitándtes, las voces restrictivas. Miremos como ejemplo, el caso de Cain: cuando su sacrificio alnte el Eterno, no fue acepto, su rostro decayó, y esto lo llevo a la rabia y la tristeza [Gn 4:5] ¡El problema real fue sentirse enojado o triste ante el fracaso? ¡Claro que no! De hecho, Rav Shaul enseña que “la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación” [2 Cor 7:10]. Y este era justo el camino que le estaba ofreciendo Hashem a Caín: el camino de la teshuva: “Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero, si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo” [Gn 4:7].

Y es que pasar de las palabras a los hechos, implica justo triunfar sobre el pecado. El Midrash enseña que «Loable es la persona que es más elevada que sus pecados y no que sus pecados son más elevados que ella» (Bereshit Raba 22:11) (3). Y para nosotros que, somos creyentes en Yeshúa, sabemos que no es necesario que demos esa lucha en nuestras propias fuerzas, sino que “Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo para que el pecado perdiera su poder en nuestra vida. Ya no somos esclavos del pecado” [Rom 6:6].

Y es así como nuestra tarea fundamental en este mundo es traer el poder creador del Eterno a nuestro entorno. La oración que nos enseñó Yeshúa “venga a nosotros tu reino” [Mt 6:10] es justo nuestra responsabilidad de transformar nuestro entorno conforme a la voluntad de Hashem: es la forma en la que podemos hacernos parte de la tarea de la creación. Si bien Be-reshit בְּרֵאשִׁ֖ית, es traducido “en el-principio”, también puede interpretarse como “por causa de–el principal”; y ese principal es Yeshúa.

Nuestro propósito al estar en ésta tierra se relaciona íntimamente con reparar el mundo que nos rodea. Y eso se logra a través del servicio…a Hashem y a nuestros semejantes. No sólo se trata de estudiar torá sino de llevarla a la práctica «Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos» [Mt 10:45]. Y eso, solo es posible si «todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Masiaj»[Ef 4:13]. Así que nuestro reto es traer el reino del Eterno a la tierra, a cada situación que vivamos, a cada sitio en el que estemos, por causa del Yeshúa; para que así, al pasar del decir, al hacer, al final cuando el Eterno vea lo que hemos hecho pueda decir que “lo que se hizo era bueno en gran manera!

¡Shavua tov!

Referencias
  1. Rav Jonathan Sacks. Tres etapas de la creación. En: https://aishlatino.com/tres-etapas-de-la-creacion/
  2. Rav Benji Levy. Una vida que vale la pena compartir. En: https://aishlatino.com/una-vida-que-vale-la-pena-compartir/
  3. Rav Dr. Mordejai Schiffman. Emociones negativas sanas e insalubres. En: https://aishlatino.com/emociones-negativas-sanas-e-insalubres/

Somos Deivy Barrios y Natalia Lara, casados desde el 2016, padres de 3 pequeños y comunitarios de Yovel.