La Navidad antes de Jesucristo: ¡una verdad sorprendente!
Por Jerold Aust
Si usted descubriera que la Navidad no tiene nada que ver con el nacimiento de Jesucristo y que en realidad sus orígenes se remontan a muchos siglos antes, ¿aún seguiría celebrándola? Y si se diera cuenta de que Dios ordena la observancia de ciertos días santos, revelados en su Palabra, ¿guardaría esos días en lugar de la Navidad?
¿Por qué deberíamos creer que Jesús nació el 25 de diciembre, cuando la misma Biblia contradice esta noción?
Cuando yo era pequeño, esperaba con ansias la Navidad cada 25 de diciembre. Una vez, poco tiempo antes de la esperada fecha y cuando todavía iba en primaria, uno de mis compañeros se rió de mí con desdén porque yo creía en Santa Claus, lo cual me mortificó mucho.
Cuando regresé a casa esa tarde, le pregunté a mi mamá si Santa Claus existía o no. Ella me respondió que no. Para mis adentros pensé: “Bueno, si Santa Claus no es real, entonces ¿qué cosa es real?”
Años después, aprendí que la Navidad data de alrededor de unos 2.000 años antes del cristianismo. Muchas naciones antiguas crearon sus propias celebraciones y festivales de invierno, los que posteriormente se transformaron y se convirtieron en esta popular fiesta, para honrar al sol y otros dioses durante el solsticio de invierno. También aprendí que los orígenes de la Navidad se contradicen con el verdadero cristianismo.
La Navidad contradice los hechos bíblicos
Comúnmente, se asume que la Navidad conmemora el nacimiento de Jesucristo. Sin embargo, los estudiosos bíblicos admiten de manera abrumadora que Jesús ni siquiera nació cerca del 25 de diciembre. Hay razones contundentes para esta conclusión. El evangelio de Lucas nos dice que Jesús nació mientras José y María se encontraban viajando a Belén para inscribirse en el censo romano que se estaba realizando, y que los pastores aún tenían sus rebaños a la intemperie durante esa época del año (Lucas 2:1-8).
Pero durante diciembre, en Tierra Santa el clima es frío y lluvioso y en ocasiones hasta nieva. Ningún pastor medianamente razonable hubiera sido tan imprudente como para dejar a su rebaño en el campo durante la noche en esa temporada del año. Y ningún gobernador inteligente hubiera obligado a su gente a viajar cientos de kilómetros para inscribirse en el censo, cuando la probabilidad de que se enfrentaran a un clima adverso era tan alta, que cualquier esfuerzo hubiese sido arriesgado.
¿Por qué deberíamos creer que Jesús nació el 25 de diciembre, cuando la misma Biblia contradice esta noción?
Cómo surgió la Navidad
Si la Navidad no se origina con el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, ¿cuándo y cómo surgió?
La Navidad comenzó a celebrarse mucho antes del nacimiento de Jesucristo. El libro de Alejandro Hislop, The Two Babylons (Las dos Babilonias), explora muchas fuentes históricas que demuestran que este día precede a Cristo en al menos 2.000 años, como se mencionó anteriormente (1957, pp. 97-98).
Tanto en Siria como en Egipto, cerca del solsticio de invierno se observaba una fiesta de la natividad para honrar a dioses paganos. Después, unos 400 años antes de Cristo, la religión mitraica, centrada en Mitra, el dios persa del sol, se transformaría en la base de la celebración de la Navidad. El mitraísmo se hizo muy popular en el Imperio Romano, y muchos elementos propios de este sistema de adoración sobreviven hoy en el catolicismo romano.
Por ejemplo, el connotado antropólogo, historiador y estudioso británico Sir James Frazer, a quien se le otorgara el título de caballero por sus contribuciones al entendimiento de las antiguas religiones, escribió en su libro The Golden Bough (La rama dorada):
“No cabe duda de que la religión mitraica resultó ser una rival formidable para el cristianismo, combinando eficazmente un ritual solemne con aspiraciones de pureza moral y esperanza en la inmortalidad. En realidad, el término del conflicto quedó indeciso por algún tiempo. Todavía hay vestigios de aquella larga lucha en nuestro festival de Navidad, los cuales la Iglesia parece haber adoptado directamente de su oponente pagano.
“En el calendario juliano, el veinticinco de diciembre conmemoraba el solsticio de invierno y era considerado como el día de la natividad [nacimiento] del sol, porque el día empieza a ser más largo y el sol aumenta su intensidad desde ese momento del año. Este ritual de la natividad, como parece haberse celebrado en Siria y Egipto, era excepcional. Los celebrantes, reunidos en capillas interiores, salían a medianoche gritando, ‘¡La Virgen ha dado a luz! ¡La luz está aumentando!’
“Los egipcios incluso representaban al sol naciente con la imagen de un niño pequeño, que en el día de su nacimiento, el solsticio de invierno, traían y presentaban a sus adoradores. No hay duda respecto de que la virgen que concebía y paría un hijo el veinticinco de diciembre era la gran diosa oriental que los semitas llamaban Virgen Celeste o simplemente Diosa Celestial. En los países semíticos ella era una especie de Astarté” (1993, p. 358, énfasis nuestro).
Si las personas insisten en defender la Navidad, al menos deberían saber cómo se originó.
Lo que dijo Tertuliano sobre la Navidad
El antiguo teólogo y escritor católico Tertuliano (155-230 d.C) era un converso que venía del paganismo. Él escribió numerosos tratados defendiendo al cristianismo como él lo entendía, combatiendo a los maestros oponentes y dando exhortación a los hermanos creyentes. En uno de sus libros, describió cómo los convertidos al cristianismo de su época ya estaban ignorando el sábado bíblico y las fiestas santas y acudiendo a los festivales romanos paganos de invierno, como las Saturnalias, que honraban al dios Saturno:
“Nosotros, que nos hemos alejado de los sábados, las lunas nuevas y los festivales aprobados por Dios, ahora vemos cómo [la personas] frecuentan la Saturnalia, los festivales de enero, la Brumalia y la Matronalia; cómo llevan regalos de aquí para allá, se entregan presentes de año nuevo con gran alboroto, y se celebran deportes y banquetes con gran estridencia” (Tertuliano, On Idolatry [Acerca de la idolatría], capítulo 14, citado por Hislop, p. 93).
Tertuliano reprendía a los cristianos por unirse a tales celebraciones paganas, haciendo notar que ningún pagano que se respetaba a si mismo intentaba ser parte de tales celebraciones “cristianas”: “¡Oh, cuánto más leales son los paganos a su religión, ya que tienen especial cuidado de no adoptar solemnidades de los cristianos!” (ídem).
Más tarde, él afirmó sobre los paganos: “Porque aunque ellos hubieran sabido sobre el Día del Señor o Pentecostés, no los hubieran celebrado con nosotros, porque temían parecer cristianos. ¡Sin embargo, nosotros no tenemos ningún temor de parecer paganos!” (citado por David Berot, editor, A Dictionary of Early Christian Beliefs [Diccionario de creencias cristianas primitivas], 1998, p. 342). Esta admisión es realmente increíble.
En su celo ferviente, Tertuliano podía ver la diferencia entre los festivales paganos y los cristianos. ¿Podemos verla también nosotros?
Una mirada más profunda a los orígenes de la Navidad
Men, Myth & Magic [Hombre, mito y magia] es una enciclopedia muy útil sobre mitología y religión. Esta obra de varios volúmenes revela los orígenes de los principales días santos de las religiones occidentales, examinando la historia de cada una, y nos ofrece más detalles sobre los orígenes de la Navidad:
“Esta celebración tiene su origen en dos antiguos festivales paganos: la gran fiesta de Yule de los escandinavos y la Saturnalia de los romanos… La Navidad estaba suficientemente cerca del solsticio de invierno como para adoptar muchas de las características asociadas a la ceremonia nórdica: el tronco de la fiesta de Yule, las decoraciones verdes en las casas e iglesias, incluso la misma fiesta de Navidad. Estos elementos fueron combinados con la Saturnalia de los romanos, para proporcionar las bases de los primeros festivales cristianos.
“Durante las Saturnalias, los ricos daban regalos a los pobres en honor a la edad dorada de la libertad, cuando Saturno gobernaba el mundo conocido, y a los esclavos se les permitía cambiar de lugar y ropas con sus amos. Incluso ellos elegían a su propio rey feo, para que en son de burla hiciera de amo déspota mientras duraba el festival. Las Saturnalias involucraban el libertinaje más desenfrenado, y era un festival digno del mismo [dios] Pan.
“Naturalmente, esto era fuertemente censurado por la iglesia primitiva, y a pesar de que las figuras de Jesucristo y de los santos gradualmente reemplazaron a las deidades paganas, [la Saturnalia] por mucho tiempo se consideró totalmente incompatible con el ideal cristiano. Sin embargo, el festival estaba muy fuertemente arraigado en el fervor popular para ser abolido, y la Iglesia [Católica] finalmente le otorgó el reconocimiento necesario, creyendo que si la Navidad no podía ser eliminada, debería ser preservada en honor del Dios cristiano” (Richard Cavendish, ed., 1995, Vol. 3, p. 418).
La Navidad gana aceptación
La extraña historia de la Navidad continuó después que las antiguas celebraciones fueron adoptadas por el catolicismo. La iglesia no lo niega.
La New Catholic Encyclopedia [Nueva enciclopedia católica] afirma: “La Navidad se originó en una época cuando el culto al sol era particularmente fuerte en Roma. Esta teoría encuentra apoyo en algunos de los padres de la Iglesia, que contrastan el nacimiento de Cristo con el solsticio de invierno. Aunque el reemplazo del festival pagano por la Navidad no puede ser demostrado con certeza, ésta continúa siendo la explicación más plausible para establecer la fecha de la Navidad” (1967, Vol.3, p. 656).
Man, Myth & Magic [Hombre, mito y magia] explica cómo y cuándo la Navidad obtuvo el reconocimiento oficial, y cuándo el nombre del festival pagano dejó de ser usado. “Una vez que al festival se le da una base cristiana, se establece plenamente en Europa, con muchos de sus elementos paganos inalterados. Fue sólo en el siglo cuarto que el 25 de diciembre fue decretado oficialmente como el nacimiento de Cristo, y otros 500 años después [siglo noveno], el término Festival del pleno invierno fue dejado de usar y reemplazado por la palabra Navidad” (Cavendish, p. 480).
James Hastings, el erudito bíblico, escritor y editor de The Encyclopedia of Religion and Ethics [Enciclopedia de la religión y la ética], confirma que la iglesia absorbió y toleró las costumbres paganas:
“Gran parte de las costumbres navideñas que ahora prevalecen en Europa, o que datan de épocas anteriores, no son costumbres cristianas genuinas, sino paganas, que han sido absorbidas o toleradas por la Iglesia” (1910, vol. 3, p. 608).
En siglos posteriores, variados elementos de la observancia de la Navidad fueron criticados, e incluso prohibidos. “El evidente elemento pagano de la Navidad había provocado frecuentes críticas desde el extremo protestante, pero el festival no fue realmente afectado por sus creencias hasta que los puritanos llegaron al poder en el siglo 17.
“[En esa época] la Navidad fue atacada como ‘el antiguo día de fiesta de los paganos a Saturno su dios’, y los villancicos fueron prohibidos. Finalmente, el 25 de diciembre fue proclamado como un día de ayuno [un tiempo de abstinencia de comida y una festividad para enfocarse en la devoción religiosa] en 1644. El ejército obligó a cumplir esta nueva ley, y pasaba gran parte del tiempo sacando de las puertas todos los adornos verdes característicos de estos festivales ‘paganos’.
“En Escocia, la prohibición fue impuesta con gran rigor. Esta actitud anticristiana se expandió al territorio puritano en el Nuevo Mundo. La iglesia estableció servicios especiales para la Navidad en Boston durante la década de 1690, pero muchas autoridades civiles se opusieron fuertemente a este movimiento. Y no fue hasta alrededor de unos 150 años más tarde que la Navidad se convirtió legalmente en un día feriado en los Estados Unidos, en Alabama, en 1836” (Cavendish, pp. 480-481).
¿Por qué el 25 de diciembre fue escogido como fecha de la Navidad?
Sir James Frazer escribió extensamente sobre los orígenes de los feriados religiosos cristianos modernos. Y esto es lo que él dijo sobre los comienzos de la Navidad:
“¿Qué consideraciones llevaron a las autoridades eclesiásticas a instituir la Navidad? Era una costumbre pagana celebrar el mismo veinticinco de diciembre el nacimiento del sol, para lo cual encendían luces como símbolo de celebración.
“En estas solemnidades y festividades también participaban los cristianos. Cuando los doctores [teólogos] de la Iglesia percibieron que los cristianos tenían una inclinación hacia este festival, se reunieron en consejo y resolvieron que la verdadera Natividad debería ser solemnizada en ese día y el festival de la Epifanía el 6 de enero…
“El origen pagano de la Navidad no es solo claramente insinuado, sino tácitamente aceptado, por Agustín [teólogo católico del siglo quinto], cuando exhorta a sus hermanos cristianos a no celebrar ese solemne día como los paganos en honor al sol, sino que en honor de aquel que creó el sol. De la misma manera, [el Papa] León el Grande censuró la perniciosa creencia de que la Navidad era solemne debido al nacimiento del nuevo sol, como se le llamaba, y no debido al nacimiento de Cristo.
“Parece ser que por esto la iglesia católica optó por celebrar el nacimiento de su fundador el 25 de diciembre, para transferir la devoción de los paganos al sol a aquel que era llamado el Sol de Justicia” (pp. 358-359).
Esto se hizo a pesar de la advertencia directa de Dios contra las costumbres de adoración paganas adoptadas para honrarlo a él (Deuteronomio 12:29-32).
¿Aprueba Cristo la Navidad?
Después de haber examinado las enseñanzas y prácticas de las iglesias principales acerca de este tema, también necesitamos preguntarnos: ¿qué enseñó Cristo acerca de la Navidad?
La verdad es que Jesús no observó la Navidad ni enseñó a otros a observarla. No se originó con Cristo. Pero él sí habló en contra de las tradiciones de hombres: “Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres” (Marcos 7:7).
De hecho, Jesús enseñó que las Escrituras no pueden ser quebrantadas (Juan 10:35), y explícitamente advirtió en contra de adoptar costumbres de adoración pagana para honrar al verdadero Dios (Deuteronomio 12:29-32).
Además, Dios inspiró a Daniel para que profetizara, varios siglos antes de Cristo, que algunos hombres religiosos intentarían cambiar “los tiempos y la ley”, incluyendo los festivales de Dios (ver Daniel 7:25; comparar Levítico 23 con Mateo 5:17-19).
Después del regreso de Jesucristo a la tierra y durante su reinado sobre las naciones, él se asegurará de que cada uno de los festivales anuales de Dios sean observados por todos los pueblos. El libro de Zacarías revela que tomará unos años antes que las naciones, o al menos unas cuantas de ellas, aprendan a aceptar las enseñanzas de Cristo. La fiesta otoñal de Tabernáculos es un ejemplo.
Zacarías 14 habla de la segunda venida de Cristo, concluyendo con una afirmación particularmente reveladora sobre lo que vendrá después: “Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, al Eterno de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos” (Zacarías 14:16).
El relato continúa describiendo castigos correctivos apropiados para aquellas naciones que no cumplan (versículos 17-19).
Los verdaderos discípulos de Cristo hoy observan sus días santos
La gran pregunta es, ¿está usted listo para comenzar a seguir al verdadero Cristo? En tiempos antiguos Dios pasaba por alto la ignorancia de los hombres, pero hoy él ordena a todos los hombres y mujeres a arrepentirse de sus costumbres no cristianas, incluyendo la observancia de feriados religiosos establecidos por el hombre (Hechos 17:30).
Si usted está empezando a entender que la Navidad no representa a Cristo, entonces debería detenerse y no celebrarla (Mateo 7:21; Lucas 6:46). ¿Por qué titubear entre la verdad y el error? ¿Por qué no comenzar a seguir al verdadero Cristo y sus enseñanzas bíblicas? (Juan 8:32; 17:17).
La Biblia claramente revela los requerimientos de nuestro Creador para observar sus festivales anuales y días santos como la Pascua, Panes sin Levadura, Pentecostés, Trompetas, Expiación, Tabernáculos y Último Gran Día. Todas estas fiestas revelan el maravilloso y grandioso plan de Dios y su propósito para la humanidad.
La Biblia muestra que los verdaderos seguidores de Dios observaron estos festivales en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. Los verdaderos cristianos aún los observan. ¡Dios no ha cambiado! BN
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