La historia de los muertos vivientes
Por: Natalia Lara
¿Estarás muerto en vida por no alabar al Eterno? o ¿A pesar de las circunstancias le alabarás mientras vivas?
La catalepsia es una entidad médica en la cual las personas tienen episodios durante los cuales disminuye su frecuencia respiratoria y el ritmo cardíaco, al punto, que parece que no tienen signos vitales. Además, presentan rigidez muscular, ausencia de respuesta al dolor y de movimientos voluntarios. Esta condición, resultó todo un mito durante el siglo IXX y principios del siglo XX, pues no era tan fácil diferenciar si alguien había muerto realmente o solo tenía un ataque de catalepsia; por lo que el temor de muchas personas era ser enterradas en vida, así se diseñaron “ataúdes de seguridad” con campanas internas que permitían que el que iba a ser enterrado sin estar muerto, pudiera avisar a tiempo. El desarrollo de la medicina resolvió este dilema, pues el monitoreo de las ondas cerebrales (electroencefalograma) y de los signos vitales (electrocardiograma, pulsoximetro) permite diferenciar personas con catalepsia y las que están verdaderamente muertas. Actualmente más que un síntoma aislado, se le considera una condición asociada a enfermedades como el Párkinson, la esquizofrenia, la epilepsia y el abuso de drogas (1).
En la parashá de esta semana (Koraj) se narra un caso similar a la catalepsia, tres personajes que terminaron siendo enterrados vivos: Koraj, Datán y Abirán, quienes por su rebelión hacía Moshé (Moisés), merecieron un triste final: El Eterno hizo algo nunca antes visto, la tierra se abrió debajo de ellos y se tragó a Datán y Abirán, a sus familias junto Koraj, su gente y posesiones, descendiendo todos vivos al sepulcro [Nm 16:30-32]… La tierra se tragó la gente pero no la familia de Koraj [Nm 26:11] ¿Por qué no murieron los hijos de Koraj?
El nombre Koraj קֹ֫רַח [S. 7141] viene de la raíz karaj קָרַח [S. 7131] que en hebreo significa perder pelo y también significa hielo. Esta parashá, describe a Koraj, como un hombre frío y calculador, pero también como un hombre orgulloso, que buscaba su propio prestigio. Además, hay indicios, que muestran que Koraj no solo era frio emocionalmente, sino también lo era espiritualmente.
Diferentes porciones de la palabra, nos muestran que en la muerte no hay alabanza: “¿Qué provecho hay en mi sangre si desciendo al sepulcro? ¿Acaso te alabará el polvo? ¿Anunciará tu fidelidad?” [Sal 30:9]; “Porque no hay en la muerte memoria de ti; en el Seol, ¿quién te dará gracias?” [Sal 6:5]; “Los muertos no alaban al Señor, ni ninguno de los que descienden al silencio” [Sal 115:17]; “Pues el Seol no te expresa gratitud, ni la muerte te alaba” [Is 38:18]. Di-s nos enseña que la muerte se equipara a un lugar sin alabanza, sin clamor [Sal 28:1; 31:17], sin obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría [Ec 9:10].
Diferentes a Koraj, sus hijos, no solo fueron cantores del templo de Salomón, sino que “Ellos ya cantaban en la Tienda de reunión” [1 Cr 6:31-33]. También eran custodios no solo de la entrada de la Tienda, sino de la del campamento [1 Cr 9:19]. De los 150 salmos que hay, doce se les atribuyen a los hijos de Koraj: [Salmos 42; 49; 84; 85; 87; 88]. Bajo esa perspectiva, la supervivencia de los hijos de Koraj (y la muerte de su padre) no solo tuvo que ver con un problema de rebelión, sino fundamentalmente con uno de alabanza y de orgullo…y es que el orgullo espiritual impide no solo alabar, sino clamar y agradecer.
El propósito fundamental de nuestra vida es deleitar a Adonai, agradarlo con lo que hacemos, pues somos creados para la alabanza de su gloria [Ef 1:6-12]. Es ésta, la razón por la que fuimos adoptados mediante la muerte de Yeshúa [Ef 1:5]. La alabanza, no solo se trata de cantar o danzar, tiene que ver con una actitud permanente en la que todo lo que se hace, se piensa o se dice es para hacer feliz a Di-s [Col 3:17-23]. De hecho “todo lo que respira (animales, plantas, parásitos, células) alaba al Señor” [Sal 150:6].
Bien lo supieron expresar los hijos de Koraj en el [Salmo 88:10-12]: ¿Acaso entre los muertos realizas maravillas? ¿Pueden los muertos levantarse a darte gracias? ¿Acaso en el sepulcro se habla de tu amor, y de tu fidelidad en el abismo destructor? ¿Acaso en las tinieblas se conocen tus maravillas, o tu justicia en la tierra del olvido?… Yeshúa mismo, venció a la muerte y resucito, para que nosotros no estemos muertos espiritualmente, para hacer lo que los hijos de Koraj nos enseñan: que se es dichoso habitando en la presencia de Di-s pues siempre se le está alabando; cantando alegre al Di-s de la vida con el corazón y todo el cuerpo. Que, si Él es nuestra fortaleza, el valle de las lágrimas -porque ni siquiera la alabanza nos protege de las dificultades – y una actitud de gratitud por todo lo que sucede, Hashem hace que el aguacero se convierta en región de manantiales [Sal 84:2-6].
¿Estarás muerto en vida por no alabar al Eterno? o ¿A pesar de las circunstancias le alabarás mientras vivas?
¡Shavua tov!
Bibliografía
- Herrero de la Torre I. La catalepsia: la neurofisiología de la muerte aparente. Reduca (Recursos Educativos). Serie Congresos Alumnos. 3 (6): 4, 2011
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Soy hija de Di-s, recién casada, miembro de la Kehilat Mésianica Yovel, pediatra y por misericordia del Padre Eterno trabajo con los niños de la reclusión de mujeres El Buen Pastor en Bogotá.