La copa que embriaga las naciones
Por: Martha Tarazona
«Porque he aquí que a la ciudad en la cual es invocado mi nombre yo comienzo a hacer mal; ¿y vosotros seréis absueltos? Y si no quieren tomar la copa de tu mano para beber, les dirás tú: Así ha dicho HaShem de los ejércitos: Tenéis que beber»
Premisas
Todo fue hecho por Di-s.
Desde Génesis 1:1 el Eterno establece que todo fue hecho por él. “En el principio creó Di-s los cielos y la tierra”, luego preparó todo para el hombre; la luz, las tinieblas, los cielos, los mares, hierba verde, hierba que dé semilla, árbol de fruto que dé fruto, el sol, la luna, las estrellas, los animales, y en el sexto día creo al hombre [Gén. 1: 1-29].
Él tiene el control.
Él tiene el control de todo, porque todo le pertenece. “Del Señor es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos” [Sal. 21:1].
La palabra de Di-s es verdadera.
La palabra de Di-s es fiel y verdadera y todo lo que está escrito se ha cumplido en parte y se cumplirá lo que falta: “Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Di-s viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen” [1 Tim.4:9].
La palabra de Di-s se cumple.
“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” [Mt. 5:17-18].
Israel es la niña de sus ojos.
La niña del ojo es también llamada la pupila y es el punto negro que está en el centro del ojo humano, que permite y regula el paso de la luz hasta la retina. Así de importante es Israel para el Señor, que lo compara con su pupila o la niña de sus propios ojos.
“Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia, escápate. Porque así ha dicho el Señor de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de mis ojos” [Zac. 2:7-8].
Bajo estas premisas; vamos a definir la copa que embriaga las naciones.
A través de la palabra vemos que cuando el pueblo escogido de Di-s, se iba tras ídolos y hacían lo incorrecto delante de los ojos de su padre todopoderoso, él lo dejaba, y permitía que el enemigo se empoderara y tomará control, pero cuando ellos se volvían a su Padre Celestial, él tenía misericordia. Uno de estos relatos, está en el libro de Jueces;
“Los israelitas hicieron lo malo ante los ojos del Señor; se olvidaron del Señor su Di-s y adoraron a las imágenes de Baal y de Aserá. El Señor se enfureció contra Israel a tal grado que los entregó en manos de Cusán Risatayin, rey de Aram Najarayin, a quien estuvieron sometidos durante ocho años. Pero clamaron al Señor y él hizo que surgiera un libertador, Otoniel, hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb. Y Otoniel liberó a los israelitas. El Espíritu del Señor vino sobre él, y así se convirtió en líder de Israel y salió a la guerra. El Señor entregó a Cusán Risatayin, rey de Aram, en manos de Otoniel, quien prevaleció sobre él. El país tuvo paz durante cuarenta años, hasta que murió Otoniel, hijo de Quenaz” [Jos. 3:7-11].
La ira del creador contra las naciones
Zacarías, Jeremías, Isaías, Sofonías, Ezequiel, profetizaron sobre la copa de la ira de las naciones.
Zacarías profetiza que todas las naciones estarán en contra de Israel y el mismo Di-s peleará por su pueblo.
“He aquí, el día de HaShem viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, más el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá HaShem y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. [Zac. 14:14].
Jeremías profetizó: “Porque así me dijo HaShem Di-s de Israel: Toma de mi mano la copa del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo te envío. Y beberán, y temblarán y enloquecerán, a causa de la espada que yo envío entre ellas. Y tomé la copa de la mano de HaShem, y di de beber a todas las naciones, a las cuales me envió HaShem: a Jerusalén… y a todos los reinos del mundo, que están sobre la faz de la tierra… Les dirás, pues: Así ha dicho HaShem de los ejércitos, Di-s de Israel: Bebed, y embriagaos, y vomitad, y caed, y no os levantéis, a causa de la espada que yo envío entre vosotros. Y si no quieren tomar la copa de tu mano para beber, les dirás tú: Así ha dicho HaShem de los ejércitos: Tenéis que beber. Porque he aquí que a la ciudad en la cual es invocado mi nombre yo comienzo a hacer mal; ¿y vosotros seréis absueltos? No seréis absueltos; porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra, dice HaShem de los ejércitos. [Jer. 25:15-29].
Isaías profetiza que el Señor aboga en el pleito de Sion o de Israel.
“Porque el Señor está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero. Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos. Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera… Porque es día de venganza de HaShem, año de retribuciones en el pleito de Sion” [Is. 34:2-4, 8].
Sofonías, profetiza que se debe buscar al Señor para ser guardados del día del enojo.
“Buscad a HaShem todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizá seréis guardados en el día del enojo de HaShem. Porque Gaza será desamparada, y Ascalón asolada; saquearán a Asdod en pleno día, y Ecrón será desarraigada… Por tanto, vivo yo, dice HaShem de los ejércitos, Di-s de Israel, que Moab será como Sodoma, y los hijos de Amón como Gomorra; campo de ortigas, y mina de sal, y asolamiento perpetuo; el remanente de mi pueblo los saqueará, y el remanente de mi pueblo los heredará. Esto les vendrá por su soberbia, porque afrentaron y se engrandecieron contra el pueblo de HaShem de los ejércitos. Terrible será HaShem contra ellos, porque destruirá a todos los dioses de la tierra, y desde sus lugares se inclinarán a él todas las tierras de las naciones” [Sof. 2:9-11].
Ezequiel profetiza que el Señor tendrá misericordia por la casa de Israel
“Y pondré mi gloria entre las naciones, y todas las naciones verán mi juicio que habré hecho, y mi mano que sobre ellos puse. Y de aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que yo soy HaShem su Di-s. Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue llevada cautiva por su pecado, por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí de ellos mi rostro, y los entregué en manos de sus enemigos, y cayeron todos a espada. Conforme a su inmundicia y conforme a sus rebeliones hice con ellos, y de ellos escondí mi rostro… Por tanto, así ha dicho HaShem el Señor: Ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso por mi santo nombre. Y sabrán que yo soy HaShem su Di-s, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos. Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice HaShem el Señor” [Ez. 39:21-24,25, 28-29].
Amigo lector, estamos en tiempos proféticos, donde debemos buscar al único Di-s verdadero, al creador de los cielos y la tierra, al único digno de recibir la gloria y la honra. Es tiempo de volvernos a él y buscarlo, no se trata de religión; porque Di-s es tan grande que no puede encasillarse en ninguna religión, él es el creador del universo, el que tiene el control de todo, y el que juzgará a su pueblo Israel, y luego a cada una de las naciones, sin que ninguna diga de esa copa no beberé.
Es tiempo de despertar, de arrepentirnos de nuestro pecado, de decidir a quién servir, si a los ídolos o a Di-s. Es tiempo de tomar una decisión, y entregar su vida a Jesús de Nazareth; Yeshúa, es su nombre en hebreo. Porque escrito está que todo el que invocare su nombre será salvo. Porque, así como escribió el profeta Sofonías; buscad al Señor, buscad justicia, buscad mansedumbre, quizá seremos guardados en el día del enojo del Señor.
“Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Di-s viene con retribución, con pago; Di-s mismo vendrá, y os salvará” [Is. 35:4].
Que este tiempo, sea el propicio para buscar a Di-s y conocerle a través de la fuente original que es su palabra, la biblia. Que sea el espíritu santo quien nos guie a toda verdad, y que nuestro amado salvador, Yeshúa HaMashiaj interceda ante el padre por nuestras vidas, como lo ha prometido en su palabra.