La blasfemia en los tiempos finales

En esta Parashá se aborda un tema bastante delicado relacionado con la blasfemia y la maldición que un hombre en el campamento de Israel profiere contra El Nombre de Dios. Este tema se relata en el libro de Levítico 24:10-23 Un detalle particular, que desde luego llama la atención, es el hecho de que este hombre tenía madre israelita pero padre egipcio. Si llevamos esto al tema de interpretación espiritual, Egipto nos indica un tema de descenso espiritual, en tanto que Israel nos indica un tema de Aliá o de ascenso espiritual. Es un tema en el que intervienen dos naturalezas, un tema de conflicto entre la carne y el espíritu, un tema de inclinación al mal e inclinación al bien.

El tema, desafortunadamente, no es un caso aislado que no nos afecte, sino que al contrario concierne a toda la humanidad. Es un asunto de gran relevancia para cada individuo, ya que dentro de nosotros coexisten dos inclinaciones. Es nuestro deber y una lucha constante vencer cada día la inclinación al mal, ese conflicto que enfrentamos constantemente entre la carne y el espíritu, y que solo las personas más conscientes y honestas pueden identificar dentro de sí mismas. Rav Shaul, habla de su propia experiencia y dice de sí mismo: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente.” Romanos 7:19, 21-23
En el suceso que se relata en Levítico 24, el hombre que comete el pecado de blasfemia se enfrenta a una situación de conflicto con un hombre cien por ciento israelita, un hombre que nuevamente llevándolo a la equivalencia espiritual es cien por ciento espiritual, un hombre que no tiene inclinación al mal, lo cual nos muestra que es alguien bastante especial, si pudiéramos decirlo, alguien fuera de este mundo.
Pareciera ser un conflicto entre la esencia humana con la Divinidad. Podríamos deducir que el hombre protagonista de este relato estuvo viviendo mucho tiempo dentro del campamento de Israel sin suscitar ningún tipo de incidente, hasta que llegó ese momento en su vida en el cual la fibra más íntima de su ser se vio en conflicto con el Creador.
¿Alguna vez conociste a una persona realmente buena que creía en Dios y que, al enfrentarse a una crisis personal abrumadora, que no tenía una aparente explicación, reaccionó culpando directamente a Dios?. Yo conozco de manera personal a alguien que vivió esta experiencia. Un joven decidido, que desencantado por un robo que desbarató años de esfuerzo, renunció a su fe en Dios y avanzó en su carrera sin depender de ninguna ayuda divina. Siendo muy joven se declaró ateo y con el paso del tiempo, se convirtió en un empresario exitoso y arrogante, disfrutando de lujos y burlándose de la fe de los demás. Un ateo que solo leía la Biblia para encontrar las partes que para él no tenían sentido, subrayándola y escribiendo en ella notas como: ¡Ojo! ¡Mentira! Y quien a sus hijas pequeñas les decía solo para burlarse del Creador: ¡Adórenme! ¡Yo soy Dios!

Sin embargo, su soberbia fue humillada cuando cayó víctima de una estafa millonaria, dejándolo en bancarrota y confrontándolo a la realidad de la fragilidad humana. Ese joven fue mi papá, y quien hoy, solo por la gracia y la intervención divina, regresó al camino de la fe y se ha convertido en un pregonero del Evangelio. La sentencia para el blasfemo del que se habla en Levítico 24 nos muestra la gravedad de este asunto requiriendo la pena de muerte. Sin embargo, vemos que solo por la obra de Yeshua en el madero hasta un blasfemo puede ser perdonado.
Rav Shaul reconoció esta maravillosa gracia en su vida y testificó así:
“Anteriormente, yo era un blasfemo, un perseguidor y un insolente; pero Dios tuvo misericordia de mí porque yo era un incrédulo y actuaba con ignorancia. Ciertamente la gracia de nuestro Señor se derramó sobre mí con abundancia, junto con la fe y el amor que hay en Yeshua el Mesías.” 1 Timoteo 1:13-14

La blasfemia en la actualidad

En la actualidad, los medios parecen estar obsesionados con atacar todo lo que se considere sagrado o que represente a Dios. Hace muchos años ver a la cantante Madonna promocionando su música y videos en donde profanaba símbolos cristianos, era tema de escándalo. Sin embargo, nunca se generaron protestas masivas condenando tales actos. Con el correr de los años ha crecido y sigue en aumento el número de cantantes y artistas famosos que hacen burla al Dios de la Biblia y parece que al público ya no le importa, sino que, por el contrario, estos actos les parecen cada vez más normales y cotidianos.
Sin embargo, existe otra gran religión a nivel mundial que no tolera la burla a su profeta ni a su libro sagrado y cuando el más mínimo acto de ofensa se manifiesta, los adeptos a esta religión no dudan en salir en masa a protestar incluso llegando a cometer actos y ejecuciones atroces.
Leyes actuales contra la blasfemia ¿Sabías que actualmente existen leyes que penalizan la blasfemia en varios países del mundo?
El siguiente mapa muestra en color rojo y rojo oscuro los países en donde la blasfemia es castigada con sentencias de prisión e incluso con la pena de muerte.

El país más estricto en cuanto a la imposición de esta ley es Pakistán, en donde se han acusado a miembros de minorías cristianas de blasfemar contra el profeta o el libro sagrado de la religión oficial de ese país. En muchas ocasiones, como ha quedado registrado en varios videos de YouTube, no es ni siquiera necesario pasar por un proceso de judicialización formal, ya que las turbas enceguecidas se encargan de ejecutar en las calles a los presuntos ofensores.
Mientras que en el Oriente la despenalización, o al menos la reducción de las sentencias, no ha sido posible, en Occidente se han abolido estas leyes en varios países, como Canadá, Noruega, Luxemburgo, Islandia, Holanda, Malta, entre otros, con el objetivo de salvaguardar la libertad de expresión.
La mayoría de países europeos abolió estas leyes después del año 2000, y aunque es una fecha
relativamente reciente, la mayoría de las personas desconoce su existencia pasada, dado que en realidad estas leyes no llegaron a aplicarse ampliamente.
Por otra parte, en las últimas décadas Europa ha presenciado varios disturbios y ejecuciones por actos considerados blasfemos. El caso más conocido fue el ocurrido en el año 2015 con la ejecución de 12 personas del periódico francés Charlie Hebdo a manos de radicales religiosos.
Aunque Europa se enorgullece de defender la libertad de expresión, actualmente se encuentra en una encrucijada de identidad, ya que los grupos religiosos radicales aumentan y demandan leyes que los protejan contra actos blasfemos hacia sus creencias. En el año 2023, Dinamarca y Suecia se vieron amenazadas por una ola de terror tras incidentes en los que se quemaron textos sagrados, desencadenando protestas y disturbios de manera inmediata.
Dinamarca, un país que había derogado la ley de blasfemia en el año 2017, se vio amenazada y
presionada por estos grupos religiosos y en diciembre de 2023, decidió promulgar una nueva ley que otorga hasta 2 años de prisión a cualquiera que queme un libro sagrado. Suecia está considerando también promulgar una ley similar y con el paso del tiempo es probable que a medida que crezca el extremismo religioso se demandará lo mismo en estos países occidentales.

Se acercan los días de la gran blasfemia

El libro de Apocalipsis nos anticipa como serán los días previos a la venida del Mesías y nos advierte de un periodo de tres años y medio, en donde al padre de la blasfemia se le permitirá actuar sin ninguna restricción, abriendo su boca en blasfemias contra todo lo que es santo.

“Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad.
También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.” Apocalipsis 13:1-2,5-7. Es interesante ver el paralelo que existe entre Levítico 24:11 y Apocalipsis 13:6 en donde se observa que ambas blasfemias van dirigidas directamente contra el Nombre de Dios.

El término hebreo “HaShem” literalmente se traduce en español como “El Nombre” y en este pasaje está haciendo referencia al nombre santo y sublime del Eterno, al nombre sobre todo nombre.
De acuerdo con Levítico 24:16 la blasfemia conlleva la pena más severa y por lo tanto podemos entender que la bestia y todos sus seguidores tendrán el peor de los finales.
Nuestra responsabilidad en estos últimos tiempos. A medida que nos acercamos a los tiempos previos a la venida del Mesías, la blasfemia contra el Dios de la Biblia se intensificará progresivamente, llegando a su punto máximo cuando la bestia del libro de Apocalipsis se manifieste, induciendo a todo el mundo a adorar su nombre blasfemo y a blasfemar en contra del nombre del Dios verdadero.
Nuestro deber, hoy más que nunca, es llevar vidas que bendicen y santifican el nombre del Dios verdadero. En la oración que Yeshua nos enseñó, lo primero que se nos encomienda es santificar el nombre de Dios: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.”
Mi oración es que podamos ser contados entre aquellos que aún bendicen y santifican el nombre de Dios aún en medio de la prueba más difícil que atravesará el mundo. Que podamos ser aquellos valientes que no niegan el Nombre sobre todo nombre, aún bajo la amenaza de muerte, y así podamos tener parte en el mundo venidero.

¡Shavua tov!