GUARDA SILENCIO PARA SANAR

Por: Moshé Hernandez

“Muerte y vida están bajo el control de la lengua, aquellos que la aman comerán sus frutos” (Proverbios 18:21, traducido de la TLV).

El Midrash (Tehilim, cap. 39) enseña que el impacto de los eventos nunca puede ser medido en término de los eventos mismos; el impacto es en función de la forma en que son percibidos y comunicados, es decir, la forma en la que reportamos las cosas, la Brit Jadashá hace una interpretación midráshica en esa misma línea cuando dice: “ningún ser humano puede domar la lengua. Es un mal sin reparo, llena de veneno mortal” (Jacob [Santiago] 3:8).

En esta parashá se nos dice cuál era el procedimiento de purificación para la persona que había recibido tzará’at, una enfermedad cutánea sobrenatural que se manifestaba en las personas que hacían uso del lashón hará (habla maliciosa). Cuando la persona era afligida con esta enfermedad, debía gritar: “¡Impuro! ¡Impuro!” (Lv 13:45), y nuestros Sabios enseñan que esto sucedía para que las personas oraran por él, porque una boca que fue usada para calumniar y hablar con malicia no puede (como si nada) pedir a Di-s que sane su vida, debía guardar silencio y dejar que otros oraran por él/ella.

“Y HaShem Elokim formó al hombre del polvo de la tierra e insufló en sus fosas nasales el alma de vida; y el hombre se transformó en un ser viviente” (Gn 2:7).

El Targúm de Onquelos tradujo la palabra “viviente” como “hablante”, por lo cual ese versículo se lee: “Y el hombre se transformó en un ser hablante”, es por eso que el hálito de Di-s en el hombre, que es la fuente de la fuerza vital del ser humano, se manifiesta en él como el poder del habla. La habilidad de expresar sus pensamientos más internos y comunicarlos a otros es el fenómeno que conecta al hombre con lo Divino (Weisz, 2020).

Como lo que nos caracteriza después de la Creación es la capacidad de hablar, debemos ser cuidadosos con ello, porque lo que nuestras bocas interpretan de las realidades de este mundo es lo que el Tribunal Celestial atiende (c.f. Mt 16:19), por tal razón, Shelomó HaMelej nos instó así: “Una lengua sanadora es un árbol de vida, pero la desviada hace decaer el espíritu” (Pr 15:4). Rashi nos amplía la idea del proverbio al decirnos que “quien es perversos con su lengua terminará trayendo destrucción sobre sí mismo”.

¿Cuál es la solución para la lengua?

Aquél que pervirtió su lengua con habla maliciosa debe remediar su comportamiento a través de cultivar un espíritu sencillo y humilde, y además Rabí Jama bar Rabí Janina dijo que el remedio para quien habla el lashón hará es estudiar Torá (Arajin 15b).

Esta enseñanza de Rabí Jama es un símil al procedimiento de purificación del metzorá, en el cual debía ir incluida la madera de un árbol (cedro), porque el cedro es un árbol que se caracteriza por su sanidad, así debía él procurar la sanidad de su lengua por medio del ‘étz jaim (árbol de vida) que es la Torá, para que así su cuerpo fuera sano de su tzará’at.

“¿Quién es la persona que desea la vida, y ama los días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, tus labios de hablar engaño” (Salmo 34:13[12]-14[13]).

REFERENCIAS

Weisz, N. (2020). Mayanot: Ideas filosóficas y cabalísticas sobre la parashá semanal. Aish Latino.

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Moshé Hernandez

Psicólogo de la Konrad Lorenz Fundación Universitaria. Gabai de la Comunidad Mesiánica Yovel, maestro del ministerio Yeladim, miembro del ministerio de Danzas. Apasionado por el hebreo y otros idiomas.