Dios siempre responde: La historia de Fuller Montaño Campaz

La familia Campaz llegó a Bogotá el 5 de abril de 2005. Llegaron a la capital “con una mano adelante y la otra atrás” como cuenta Claudia, la madre de tres hijos, que recuerda cómo hace 17 años tuvieron que salir huyendo de Tumaco, Nariño por la violencia y las ataques a la vida de su esposo quien fue dado por muerto luego de ser atacado por actores armados, pero que sobrevivió para escapar de esa región, una de las más afectadas por el conflicto armado en Colombia.

Claudia recuerda su llegada Bogotá con la melancolía y el dolor que solo el exilio puede generar, pero también cuenta con detalle, cómo gracias a un desvío en la ruta que debían tomar para encontrar una entidad estatal que les iba a prestar ayudar, se encontraron con la antigua sede de la Comunidad Mesiánica Yovel (ubicada en la localidad de Teusaquillo) y con el Pastor Raúl Rubio quien los ayudó desde el primer momento en que los vio.

Con el paso de los días y gracias a la voluntad de Dios y el acompañamiento de la comunidad, la familia Campaz empezó a congregarse y luego de dos años viviendo en Bogotá su vida había cambiado. Fernando y Claudia se casaron, el pastor fue testigo de boda y la Comunidad Mesiánica Yovel siguió siendo una red de apoyo espiritual y social para la familia que en 2007 decidió volver a Tumaco.

Hace un mes, 15 años después haber vivido en Bogotá, y luego de diferentes visitas a lo largo de estos años a la comunidad Yovel, la familia Campaz regresó nuevamente con la noticia de que el hijo mayor de la familia, Fuller Montaño Campaz fue fichado para jugar en un equipo en Portugal y cumplir su sueño de ser futbolista. «El sueño de mis tres hijos siempre ha sido ser deportistas, pero más que todo de Fuller. Él habló en 2021 con el pastor porque se sentía muy agobiado y el pastor le dijo que Dios tenía grandes cosas para Fuller que solo tenía que clamar”, cuenta Claudia.

A sus 21 años, Fuller se enfrentó a su primer viaje internacional sin conocer aún bien los procedimientos habituales para salir y entrar a otro país, a una cultura, idioma y clima totalmente opuestos a los que conocía. En manos de Viviana Valbuena, esposa del pastor Raúl Rubio, estuvo la adecuación de Fuller a su trasladó a otro país y a su nueva vida en un lugar a kilómetros de distancia. La Comunidad Yovel también lo apoyó con una Tzedaká para sus gastos principales.

Fuller y su familia llegaron a Bogotá hace 15 años desplazados por la violencia con heridas físicas y emocionales que solo Dios pudo sanar. Hoy en día volvieron a Bogotá con un gran logro y con la certeza de que HaShem siempre responde. “Hace un año hablé con el pastor y le pedí que orara por mí pues estaba desconsolado al no tener equipo de fútbol y él me dijo- yo voy a orar por usted porque sé que va a alcanzar sus metas- y hoy en día puedo decir que gracias a Dios cumplí mi sueño”, concluyó Fuller, el nuevo jugador de fútbol colombiano que nos representa en Portugal.