Como en los días de Noé
Por: Martha Tarazona
Desde el comienzo se profetizó el fin, todo lo que fue volverá y nada hay nuevo debajo del sol.
La parashá Bereshit (en el comienzo) relata las generaciones de Adán, entre ellas se encuentra Enoc חֲנוֹךְ, cuyo padre fue Jared יֶרֶד y tuvo un hijo llamado Matusalén מְתוּשָׁלַח [Gén. 5:18-21].
Enoc-Janoj, significa dedicado (strong # 2585); Jared significa descenso (strong # 3381, marchar hacia abajo, hundirse y Matusalén significa hombre de dardos o flechas (strong # 4968) [1].
La información citada en génesis sobre Enoc es escasa; dice que “Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. Y caminó Enoc con HaShem, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con HaShem, y desapareció, porque le llevó HaShem” [Gén.5:21-24].
En este versículo dice que “desapareció”, en hebreo esta palabra es לָקַח- lāqaḥ, # 3947 que significa alejar, apoderarse, arrebatar, atraer, casar, ganar.
¿Qué comentarios hay en cuanto a la desaparición de Enoc?
El rabino Eli Munk cita que de acuerdo a este versículo “Enoc tuvo un fin misterioso por no decir sobrenatural y que murió a los 365 años antes que los demás patriarcas, y existen varias opiniones al respecto. De acuerdo a los sabios unos dicen que tuvo una muerte natural y otros que entró vivo en el paraíso. Rashí dice que fue una muerte natural y prematura, además dice que Enoc era un hombre justo pero débil y que se podía desviar fácilmente hacia el mal, por tal motivo HaShem se apresuró en sacarle de este mundo antes de que llegase su hora final. Los hombres de aquella época entraron en una confusión al ver que Enoc había desaparecido ya que ignoraban la existencia del mundo futuro y el carácter inmortal del alma. Fue entonces, cuando “un carro de fuego tirado con caballos de fuego” se llevó a Enoc, vivo por los aires, ante los ojos de todos, esto les demostró que la vida continúa más allá de la existencia terrenal (Rabénu Bejáyeh)” [2]
¿Puede haber similitud entre la desaparición de Enoc y Elías?
El mismo relato, se puede relacionar con Elías “Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. Viéndolo Eliseo, clamaba: !!Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes” [2Re. 2:11-12]. En este versículo, dice que Elías subió; esta palabra en hebreo es וַיַּעַל-vaya῾al, que significa subir, ascender, escalar.
¿Qué información bíblica hay sobre Enoc y Elías?
Del profeta Elías se cuenta con información en los libros de primera y segunda de Reyes y otras citaciones en Crónicas y en algunos evangelios.
Sin embargo, de Enoc, se habla en Génesis, en 1 Cr. 1:3 y Lc 3:37 donde cita la descendencia de Adán, en hebreos “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso HaShem y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a HaShem” [He. 11:5]. Y en Judas: “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él. Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho” [Jud. 14-15].
En este versículo podemos ver que Enoc profetizó sobre el juicio de HaShem y sobre el comportamiento de los hombres en los últimos tiempos. Pero solo tenemos disponible un versículo [Jud. 14-15]
¿Cómo podemos saber que fue lo que profetizó Enoc?
El libro de Enoc forma parte de los libros apócrifos, es decir atribuidos a personajes ilustres más que a sus verdaderos autores (que normalmente son desconocidos) y están excluidos del canon del antiguo y nuevo testamento. Es un libro apocalíptico judío; es decir, textos que proclaman desvelar el futuro y revelar los secretos que están ocultos habitualmente al ojo del hombre. Tiene validez como fuente histórica, es un libro de carácter mesiánico traducido del hebreo-arameo al etiópico, por ello, en algunos casos lo referencian como el libro Etiope de Enoc.
La publicación del Libro de Enoc etiópico se da a comienzos del s. XIX y la publicación de los fragmentos procedentes de Qumrán, ha fomentado el interés por el tema. Los dos primeros textos datan del primero o segundo siglo antes de Yeshúa y el tercero de ellos entre los siglos V y VI después de Yeshúa.
El libro de Enoc no es una sola obra, sino una colección de escritos apocalípticos. Entre los cuales están: Libro de los Vigilantes (1 En 1-36), Libro de las Parábolas (1 En 37-71), Libro Astronómico (1 En 72-82), Libro de los Sueños (1 En 83-90) y Epístola de Enoc (1 En 91-108). Dentro de la Epístola, el Apocalipsis de las Semanas (1 En 93,1- 8,10; 91,11-17) constituye una unidad independiente [3].
Enoc predice el diluvio
Enoc predice a Noé, el diluvio, la salvación de Noé y sus hijos y también la iniquidad que vendrá después sobre la tierra, pues dice Noé, conozco los secretos de los santos, ya que el Señor me los ha mostrado y me los ha hecho conocer y los he leído en las tablas celestes [ 1 En. 106,19]. [4]
Enoc y su relación con el libro de Daniel
El libro de Enoc es uno de los textos apocalípticos más antiguos, incluso anterior a la redacción de Daniel, que incorpora una escena de juicio y que tiene una repercusión considerable en el judaísmo y en el cristianismo primitivo [5]. El libro de Enoc es muy similar al libro de Daniel fijándose en la profecía para los últimos tiempos. [4]
Enoc y su relación con el libro de Judas
También, la carta de Judas 15 habla explícitamente a los falsos maestros lo que Enoc, el séptimo después de Adán, profetizó sobre ellos, además en la carta de Judas no se cita ningún otro profeta [4].
Enoc y su relación con el libro de Apocalipsis
Habla del castigo de los pecadores; sus nombres están borrados de los libros de los santos [1 En. 108,3]. [4] Alude al último día y al día del juicio, cuando los elegidos se verán favorecidos y llegarán a su reino. Este mismo versículo de Enoc, se puede relacionar con Apocalipsis “Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, HaShem quitará su parte del libro de la vida” [Apc. 22:19] y con el salmo 69 “Pon maldad sobre su maldad, Y no entren en tu justicia. Sean raídos del libro de los vivientes, Y no sean escritos entre los justos” [Sal. 69:27-28].
Enoc como fuente histórica
Como se mencionó anteriormente, el libro de Enoc, no está dentro de la biblia, pero se puede tomar como una fuente histórica, de la misma manera que leemos el libro de los macabeos para tener un contexto histórico. Debemos examinadlo todo; retened lo bueno [1 Tes. 5:21].
En esta primera porción de la biblia en Génesis, se habla de la creación de todo lo que existe y las generaciones; en el caso de Enoc, un hombre que desapareció, porque le llevó Dios” [Gén. 5:21-24] y en libro de Judas dice que era un profeta que habla del juicio, y del comportamiento de los hombres; murmuradores… [Jud.14-15]. De acuerdo a Judas, Enoc fue el primer profeta que se nombra en la escritura.
Como en los días de Noé
Así como Enoc, predice a Noé, el diluvio, la salvación de Noé y de sus hijos, el libro de Mateo 24 habla de las señales antes del fin, de la venida del hijo del hombre dice: “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. [Mt.24:37-39].
Así como Enoc, en el libro de Judas, habla del comportamiento de los hombres, en [2 Tim. 3:1-4] ratifica lo dicho por Enoc “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de HaShem.
Desde el comienzo se profetizó el fin
Todo lo que fue, volverá: “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. [Ecl. 1:9]
Amigo lector, claramente vemos como se relaciona la venida de nuestro mesías Yeshúa, con los días de Noé, en este caso y de acuerdo al libro histórico de Enoc, fue profetizado, lo que sucedería y Noé fue apercibido de lo que venía y actúo. También, se dice que el libro de Enoc tiene mucha similitud con el libro de Daniel y Apocalipsis. En Oseas dice: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento [Os. 4:6].
Nosotros tenemos a nuestra disposición los libros proféticos como Daniel y Apocalipsis de los cuales habló Enoc; si queremos entender lo que vendrá para la humanidad “como en los días de Noé” y estar apercibidos, debemos estudiar la palabra ya que “Toda la Escritura es inspirada por HaShem, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” [2Tim 3:16]. Que sea el Eterno abriendo nuestros sentidos espirituales para poder entender los tiempos en los que estamos y los que vendrán ya que desde el comienzo se profetizó el fin.
Referencias
[1] Strong, James (2003). Concordancia Strong exhaustiva de la biblia. Editorial caribe.
[2] Munk, E. (2001). La voz de la Torah. Comentario del pentateuco. Edición original en
francés. Fundación Samuel y Odette Levy. Paris.
[3] Montaner, L. V. (2006). Enoc, viajero celeste más allá de la muerte. Revista de Filología Románica, 43-58
[4] Aranda-Pérez, G. (2003). El libro sagrado en la literatura apocalíptica.
[5] MARCOS, N. F. (1979). L. HARTMAN:” Asking for a Meaning. A Study of 1 Henoch 1-5″. Sefarad, 39(2), 361
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Martha Tarazona
Miembro de la comunidad Yovel, Dra. Ingeniería de Alimentos. “Nada tenemos que no hayamos recibido” [1 Cor. 4:7]