Biología en la Torá: Aceite para las lámparas

Por Rocío Delvalle Quevedo

«Ordénales a los israelitas que te traigan aceite puro de oliva, para que las lámparas estén siempre encendidas» [Ex 27:20]

El aceite de oliva se extrae de las aceitunas maduras, recién colectadas, mediante presión. Las aceitunas son el fruto del árbol de Olivo, que se conoce con el nombre científico de Olea europaea de la familia botánica Oleaceae (1). La realización del aceites de extracción vegetal es toda un arte, que se conoce como elaiotécnica (2). Y ha llegado a ser tan importante que en la actualidad tiene toda una serie de reglamentaciones en cuanto a las diferentes calidades que se pueden obtener según la composición química, el tipo de aceituna utilizada, el cultivo del que proviene, el aroma, el color, etc. Dichas reglas son dictadas, por ejemplo, por la Norma Comercial del Consejo Oleícola Internacional  (3). De acuerdo a estas normas el aceite que se extrae de la primera presión es el más valorado (4). Algunos comentaristas de la Escritura Bíblica resaltan que era precisamente éste el aceite que se utilizaba para el llenado de la Menorá (Candelabro de 7 brazos) (5).  De hecho el texto bíblico dice “aceite PURO de olivas”, ¿qué más puro que el que acaba de salir en la primera presión?. En nuestro mundo actual y secular, un aceite de oliva que por su olor y sabor resulta defectuoso se conoce como aceite lampante, éste no se usa para consumo y se le da ese nombre porque era el que solían usar los pueblos para la iluminación con lámparas4. La lógica del Eterno funcionan diferente a la del mundo. Las personas han dejado de lado al Altísimo, y han puesto en primer lugar otras cosas en su corazón como el dinero, la fama, el poder, o incluso cosas que el mismo Señor ha dado, como su familia, su empleo o sus ministerios en las iglesias. Pero con el Altísimo no es así. El es celoso y quiere ser el único dueño del trono de nuestros corazones, todo lo que tenemos él nos lo ha dado y nada debe ocupar su lugar. Lo mejor y lo primero de nuestro tiempo, nuestras mentes, nuestros
 
cuerpos y todo lo que creemos nuestro debemos entregárselo por completo a Él. Por otro lado, en el proceso de fabricación del aceite los tiempos son muy importantes. Las aceitunas deben ser colectadas justo en el momento en el que contienen su máxima cantidad de aceite, lo cual suele ocurrir a finales del Otoño, ya que la época de recolección influye directamente tanto en la composición de los aceites como en las características sensoriales de los mismos. Luego que se deja pasar el tiempo de la maduración se pierden algunas características del olor y el sabor, y en mucha mayor medida cuando las aceitunas caen al suelo (2). El Altísimo tiene un tiempo para todo y para todos, y esto nos lo enseña a través de  Shlomo Ha Melej (El Rey Salomón) en el libro de Eclesiastés capítulo 3. Esto es muy difícil  de entender para nuestra mente finita y en medio de un mundo que va a toda velocidad.
 
Pero debemos aprender como lo dijo alguna vez el Pastor Raúl, que en el Altísimo todo es paso a paso, que Él nos pule en la paciencia, y que cuando algunas cosas no salen en el momento que nosotros queríamos, probablemente el Señor nos guardó de algún resultado que nosotros no habíamos previsto. Pero también debemos estar atentos, porque tal vez se nos está pasando el tiempo, y el Eterno nos ha estado invitando a movernos de lugar, o a tomar una decisión, cumplir alguna promesa o hablar sobre algún asunto y no lo hemos hecho y tal vez cuando lo hagamos ya sea muy tarde.
 
Finalmente, no podemos olvidar que la Menorá (Candelabro de 7 brazos) que siempre debía estar encendida era también una representación de Y’shúa(Jesús), quien fue la luz que existió desde el principio, que vino al mundo, esa luz verdadera que alumbra a todo ser humano y que todo lo alumbra. Y aunque muchos no lo reconocieron, a todos aquellos que si lo hicieron, lo recibieron y creen en su nombre les dio el derecho de ser hijos de Di-s (Yohanan/Juan 1:9-12). Y como hijos de Di-s y seguidores de Y’shúa (Jesús), Él nos enseñó que la luz no se esconde sino que se expone para que alumbre a todos (Lucas 11:33-36).
 
Procuremos entonces no quitar nuestra mirada del que es la luz, para que todo nuestro ser camine sin oscuridad, y a través de nuestras vidas y testimonio, de poner a Y’shúa (Jesús) en el primer lugar del trono de nuestro corazón, de caminar en el tiempo del Altísimo, pueda brillar la luz deYeshúa (Jesús) en medio de las tinieblas que oscurezca a nuestro mundo hoy.

Referencias

3. COI: Consejo Oleícola Internacional, 1997. Norma Comercial aplicable al aceite de oliva y el aceite de orujo de oliva, COI/T.15/NC n°2/Rev 7.
4. Gomez Pitera, Carlos. La calidad del aceite de oliva. Agencia del Aceite de Oliva.
5. Midrash Toledo, “Or Yosef”: http://midrashtoledo.com/enstetsave.html
 
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Rocio del Valle

Soy bióloga con maestría en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia, Creyente en el Mesías Yeshua desde la cuna, miembro activo de la Comunidad Mesiánica Yovel y felizmente casada. El estudio de la creación del Altísimo ha sido mi pasión, y me deleito en ampliar mi comprensión del textos bíblico desde el conocimiento de las Ciencias Ambientales.